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EN UN VIAJE A GALICIA EN TREN
El tren marchaba deprisa dentro de su recorrido,
una mujer ve la brisa de aquel camino querido.
El compañero de viaje que le conoce allí mismo,
va ligero de equipaje sin ver jamás un abismo.
Aquella mujer hermosa que presume ser un hito.
no se siente muy dichosa viendo que no la ve un mito.
Estiraba mucho el cuello con su presumir maldito,
nadie la trato a degüello ni quiso lanzarla un grito.
El tren marchaba a Galicia con su prisa glamurosa,
el hombre notó delicia en aquella ruta hermosa.
Sin dirigirse palabra, el leyendo a Rosalía,
ella montó su muralla al ver lo que se perdía.
Pasaron bastantes horas sin comprender su destino,
cuando las sombras decoran quisieras hilar más fino.
Los paisajes de Galicia estaban soltando verde,
la vida te da primicia que con los años se pierde.
El tren pitaba con fuerza al sentirse peregrino,
y nadie notó pereza ni quiso cambiar su signo.
Horas guardando silencio con sus mentes protegidas,
es terrible ser un necio si ves rosas elegidas.
El tren marchó circulando entre grandes arboledas,
la vida se fue pasando sin ver mujeres que enredan.
En La Coruña bajaron, cada cual tuvo su senda,
muy deprisa se alejaron sin tener ninguna venda.
G X Cantalapiedra.
El tren marchaba deprisa dentro de su recorrido,
una mujer ve la brisa de aquel camino querido.
El compañero de viaje que le conoce allí mismo,
va ligero de equipaje sin ver jamás un abismo.
Aquella mujer hermosa que presume ser un hito.
no se siente muy dichosa viendo que no la ve un mito.
Estiraba mucho el cuello con su presumir maldito,
nadie la trato a degüello ni quiso lanzarla un grito.
El tren marchaba a Galicia con su prisa glamurosa,
el hombre notó delicia en aquella ruta hermosa.
Sin dirigirse palabra, el leyendo a Rosalía,
ella montó su muralla al ver lo que se perdía.
Pasaron bastantes horas sin comprender su destino,
cuando las sombras decoran quisieras hilar más fino.
Los paisajes de Galicia estaban soltando verde,
la vida te da primicia que con los años se pierde.
El tren pitaba con fuerza al sentirse peregrino,
y nadie notó pereza ni quiso cambiar su signo.
Horas guardando silencio con sus mentes protegidas,
es terrible ser un necio si ves rosas elegidas.
El tren marchó circulando entre grandes arboledas,
la vida se fue pasando sin ver mujeres que enredan.
En La Coruña bajaron, cada cual tuvo su senda,
muy deprisa se alejaron sin tener ninguna venda.
G X Cantalapiedra.