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PONTEDEUME: HÍSTORIAS PARA NO DORMIR DE GALICIA...

HÍSTORIAS PARA NO DORMIR DE GALICIA
Me contaron siendo niño una historia de terror, donde dicen que el cariño nada sabe de ilusión, Era una aldea perdida que nunca dudo de amor, y que llegó un forastero que pregonaba el valor. Aquel hombre malnacido cargado de confusión quiso poner su objetivo en evocar sensación. Una noche de tormenta de las del mes de septiembre, muchas dudas alimentan mientras comenta su fiebre. Con muchos grados de fiebre sobre su cuerpo temblando, quiere sacar de septiembre lo que allí llegó pensando. No logra ser comprendido, ni verle ducho en costumbres, busca un sueño permitido de meigas junto a las lumbres. Aquel hombre medio loco en el más puro delirio quiere matar poco a poco en el más duro martirio. Buscando va por los montes con su escopeta cargada, que le dieron el resorte de su vida marginada. No le asustan alimañas ni tenebrosos senderos, las aves vuelan y le engañan con vuelos aventureros. Se fue soltando disparos en la noche silenciosa, nadie quiso darle amparo al ver su vida horrorosa. Sin dormir sigue marchando entre los montes perdidos, su munición le ha dejado ser un hombre muy perdido. Sin pisar ninguna aldea, ni encontrarse con humanos, todo el pueblo aquel le afea ser un hombre complicado. Se fue buscando al demonio que le llevaba a su lado, y acabo en un manicomio entre barrotes cerrado. Comentaron sus manías, sus palabras y sus tragos, de vez en cuando porfías que fueron caminos largos. Se enamoro de una aldea, queriendo ser aldeano, y su mente se cimbrea sin saber si fuera humano. Apenas hablaba claro, mucho intentaba aclararlo, en el fondo fue hombre raro que pudo todo enlutarlo. Su camisa era un regalo de algún loco solitario, y aunque no mentaba el palo creo que le uso a diario. Maltratando a las personas, sus animales cuidados, era el terror de la zona que nunca dejó milagros. Cerrado en el manicomio dice que sigue nombrando los maltratos animales que siempre el quiso matarlos. Cuando sobran los demonios, que quieren trazar sus tragos, se buscan los manicomios que algunos los ven amargos. G X Cantalapiedra.