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PONTEDEUME: SE TERMINABA SU PLAZO...

SE TERMINABA SU PLAZO
Eran tiempos tenebrosos entre fantasmas del viento, fueron sueños horrorosos que anulaban el aliento. El médico comentando lo breve de aquel destino, el hombre se fue gritando sin querer saber su signo. Le enfermedad de bandera para seguir adelante, sin llegar la primavera la duda se vio arrogante. En Galicia fue su drama con el pensamiento loco, las dudas no son del alma y si son, lo son muy poco. Sin querer verse perdido entre eucaliptos hermosos, en su camino elegido tuvo vientos horrorosos. La enfermedad le frenaba sus posibles aventuras, algo en su vida sonaba que pudieran ser diabluras. Sabiendo que se acababa el transitar por la vida, sobre su mente flotaba el ver su ruta perdida.
Buscando rías y fuentes por las preciosas laderas, el hombre tuvo presente el fin de sus primaveras. Caminaba sin descanso mientras su cuerpo temblaba, nunca jamás vio remanso sobre su tierra soñada. Las noches fueron castigos al ver perdido su ritmo, no se precisa enemigos si divisas el abismo. Como un hombre condenado que se le acaba el camino, su signo desamparado no precisaba adivino. Un posible curandero le marcaron en su ruta, apenas costo dinero más su fuerza era absoluta. Sus fuerzas iban mermando sin responder muchas veces, la vida se iba acabando y las dudas prevalecen. El hombre grito una noche al ver brillar la guadaña, queriéndola hacer reproche dijo que a él no le engaña. Su salud iba quebrando y más si la noche es larga, la muerte le fue llegando como una bebida amarga. Ecos que fueron volando entre penosas miradas, la muerte llego marcando las terribles madrugadas. Aquel gallego moría con su horrible encrucijada, su muerte no fue porfía, era una muerte anunciada. Todo quedó en el silencio, la noche quedo dañada, nadie quiso hacer desprecio al ver su senda acabada. G X Cantalapiedra.