PONTEDEUME: DESDE MIÑO A PUENTEDEUME...

DESDE MIÑO A PUENTEDEUME
Aquel hombre de la Galicia marinera, se acababa de buscar novia en aquellos años de principio del siglo XX, Era una joven mujer delicada y cariñosa, una excelente novia y esposa, Y cada día de fiesta con un pollino, o sea asno, recorría aquella carretera de curvas permanente, desde Miño a Puentedeume, donde los silencios de la noche, le hicieron ponerse en defensa aquel hombre valiente de Miño, Todas la tardes de los domingos sin dudarlo, salía en su pollino camino de Puentedeume, para estar con aquella dulce novia, que años después seria su esposa para toda la vida. Aquel hombre conoció lluvias viento y tempestades, nada le amilano, ni le hizo dejar de visitar a la que fuera su esposa, El camino aquel lleno de casas de campo, o mejor dicho en Galicia de Pazos, eran lugares sin luz ni ningún objeto que reflejara en la noche, Tan solo el ladrido de algún perro celoso de su casa, que no le gustaba que nadie se acercara hasta él. En Puentedeume este joven pronto se hizo con amistades, donde siempre que iba a ver a la novia, dejaba su pollino, y el animal comía hierba y bebía, Eran tiempos difíciles, que de vez en cuando alguien para meterle miedo le hablaban de las meigas, cosa que este joven no le asustaba, llevando en sus alforjas oculto un hacha de podar árboles, Varias noches se cruzaba con otro joven que hacía el camino en diferente dirección, llegando a comunicarse con el y darle la buenas noches. Eran tiempos donde la brujería se dejaba notar, y algunas personas se lo tenían creído a tope. El joven subido en su pollino, alguna vez grito a pulmón abierto, llamando a las meigas, que nunca le contestaron, una tarde noche a mitad del camino, la niebla se apodero del joven y del paisaje, Y aquel joven, grito con fuerza, meigas venir a saludarme, y parece que el eco de su propia voz resonó en aquel terreno lleno de curvas huertos y casas solitarias, El joven cada semana madrugaba más para ir a ver a su novia, y la vuelta hasta Miño la realizaba también antes, Sus padres deseaban que se casaran para evitar aquellas horas nocturnas, donde parecía que las meigas o brujas y endemoniados parecían andar sueltos. Eran tiempos donde caminar por caminos o carreteras solitarias tenían su embrujo. Y aun mucho más en algunas zonas de la Galicia Profunda. G X Cantalapiedra.