PONTEDEUME: EN AQUEL TREN AVIA...

EN AQUEL TREN AVIA
Hace ahora veinte años que el hombre aquel viajaba hacía Alicante, el tren salía de Chamartín a las ocho de la tarde casi de noche. Era el mes de marzo del año 2003. Y sus vagones iban a tope de viajeros. El hombre aquel con sus cincuenta y algo, se vio sorprendido al llevar a su lado, una señora fina, muy educada y con acento gallego, al principio del viaje apenas se dedicaron algunas frases, pero llegando a las llanuras manchegas, con el tren lanzado a 200, kilómetros hora, empezaron a dialogar sobre los distintos paisajes españoles, su conversación pronto derivo sobre Rosalía de Castro, y la señora se dio cuenta que el compañero de viaje, conocía Padrón lugar donde vivió y sufrió la escritora gallega, y tuvo su pazo, viendo que sus hijos se marchaban de este mundo con una edad muy temprana, Este hombre parecía ser castellano de puras raíces, pero un trotamundos sin ninguna duda. Que la señora de Galicia, no dejo de comunicarse con él en todo el camino, viendo que su cultura pasaba por casi todos los escritores famosos de este país nuestro llamado España, surgieron versos de los dos Machado, de Jorge Manrique, de José Zorrilla, de Miguel Hernández, y la debió de dar mucha ilusión, el escuchar versos de Rubén Darío, Aquella mujer marchaba encantada de la vida, el tener de compañero de viaje, aun hombre con una cultura literaria casi imposible de alcanzar, y que los versos que ella más le agradaban, los escuchaba con el poco sonido de aquel tren de viajeros, que circulaba camino de Alicante, La señora la parecía corto aquel viaje, donde sus oídos eran todo un ansia por escuchar los versos que en su vida la habían acariciado. La despedida fue de lo más normal, se dieron la mano, y ella sin darse cuenta le apretó con fuerza, el hombre se porto normal, tan solo se dijeron hasta luego, y cada cual cogió su camino, el hombre estaba de su piso de Alicante, andando como a diez minutos, y la señora gallega, cogió un taxi que marchó por la Rambla de Oscar Espla. Perdiéndose en la circulación de esa ciudad levantina que tiene palmeras maravillosas. G X Cantalapiedra.