DEPENDE, DE QUE DEPENDE, XX
Aquel joven cargado de costumbres y palabras gallegas llegó un día a Madrid, hace 55, años, para abrirse camino trabajando, Empezó su vida laboral en un almacén de alimentación, donde enseguida le llamaban el “depende”, ya que su futuro según él joven era de decir “depende”, quiso en las noches madrileñas encontrar alguna academia donde se pudiera hacer artista de cine o teatro, recorrió Madrid entero y la Casa Regional de Galicia, más sus pensamientos se quedaban arrinconados, siempre cuando los compañeros le preguntaban algo, su respuesta era la misma, “depende”, el joven nunca perdió el aliciente, su ilusión era desbordante, en la parroquia de su barrio, parecía que tenían ganas de hacer alguna obra de teatro, cosa que aquel joven esperaba, no fue de su agrado del todo, apenas algunas señoras mayores y ciertos jovenes quisieron participar, sin llegar a ser nada conocida dicha obra teatral, El joven de Galicia en su parroquia le llamaban “él depende”, siempre tenía metido en su cerebro, esa palabra que le hacía ser tan gallego, que no le favorecía nada en sus lugares de vida normal, pasando de ser una forma de hablar a quererle criticar por esa palabra tan poco firme, que a las personas con las que él se entendía, les parecía un dudar constante de la forma de vivir donde quiera que estuviera. Tiempo después cambio de trabajo, pero el apodo que le pusieron le acompaño de por vida, y cierto antiguo compañero al verle en su nuevo trabajo de camarero, le abrazo llamándole, “depende”, y desde ese momento sus compañeros actuales le bautizaron con dicho apodo, que ya llevaría hasta su jubilación, sin darse cuenta de que la vida le llevó por caminos muy diferentes a los que el tenía en su mente. G X Cantalapiedra,
Aquel joven cargado de costumbres y palabras gallegas llegó un día a Madrid, hace 55, años, para abrirse camino trabajando, Empezó su vida laboral en un almacén de alimentación, donde enseguida le llamaban el “depende”, ya que su futuro según él joven era de decir “depende”, quiso en las noches madrileñas encontrar alguna academia donde se pudiera hacer artista de cine o teatro, recorrió Madrid entero y la Casa Regional de Galicia, más sus pensamientos se quedaban arrinconados, siempre cuando los compañeros le preguntaban algo, su respuesta era la misma, “depende”, el joven nunca perdió el aliciente, su ilusión era desbordante, en la parroquia de su barrio, parecía que tenían ganas de hacer alguna obra de teatro, cosa que aquel joven esperaba, no fue de su agrado del todo, apenas algunas señoras mayores y ciertos jovenes quisieron participar, sin llegar a ser nada conocida dicha obra teatral, El joven de Galicia en su parroquia le llamaban “él depende”, siempre tenía metido en su cerebro, esa palabra que le hacía ser tan gallego, que no le favorecía nada en sus lugares de vida normal, pasando de ser una forma de hablar a quererle criticar por esa palabra tan poco firme, que a las personas con las que él se entendía, les parecía un dudar constante de la forma de vivir donde quiera que estuviera. Tiempo después cambio de trabajo, pero el apodo que le pusieron le acompaño de por vida, y cierto antiguo compañero al verle en su nuevo trabajo de camarero, le abrazo llamándole, “depende”, y desde ese momento sus compañeros actuales le bautizaron con dicho apodo, que ya llevaría hasta su jubilación, sin darse cuenta de que la vida le llevó por caminos muy diferentes a los que el tenía en su mente. G X Cantalapiedra,