Luz ahora 0,14108 €/kWh
ERA POR FECHAS DE OCTUBRE
Aquel hombre gallego de la zona de Puentedeume, que siendo marinero de joven anduvo por esos mares del mundo, y en el año de 1970, allá por el mes de octubre, notó su vida intranquila y lucho por aguantar lo que pudo. Iba perdiendo su fuerza, los años pesan cuando el camino es oscuro, echaba cuentas de todo, de su pasar por el mundo, sus setenta y tantos años, le daba su rumbo oscuro, visito más de dos médicos, cobrándole ciertos duros, y pronto se decidió seguir sólo por el mundo, Las manos le tiritaban, sus sudores eran muchos, en las noches se encontraba peor que algún vagabundo, siempre estuvo emparejado, su esposa le acompañaba, más sus males eran muchos, viendo venir a la muerte, con su corazón latiendo, pensó que algún mal de fondo le anularía su suerte. El otoño estaba encima, con sus hojas deshojadas, Su casa tenía la pena de una vida que marchaba, tratando verle contento hasta su esposa cantaba, el hombre perdiendo aliento el amor le consolaba. Su esposa que día a día jamás nunca le dejaba, iba notando su pena al ver que no se curaba, las noches de aquel octubre eran tristes penosas de lastima, en su casa se sufría sin encontrar esperanza, El hombre desde su cama sus lamentos les lanzaba, y el perro siempre a su lado de vez en cuando ladraba, La soledad de la noche cuando asoma la guadaña, cuando se lanza el reproche de una vida que se acaba. La familia lanzo rezos, el viento dicen que calla, solo se notan tropiezos mientras que algún llanto estalla. En estas fechas de octubre dicen que la muerte llama, y que buscamos la lumbre para recibir su calma. Los silencios quedan rotos, al ver el muerto en la cama, se notan los alborotos y nadie piensa en el alma. En esa fechas de otoño la paciencia sufre y calla, cuando se espera un retoño las gentes nos piden calma.
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre gallego de la zona de Puentedeume, que siendo marinero de joven anduvo por esos mares del mundo, y en el año de 1970, allá por el mes de octubre, notó su vida intranquila y lucho por aguantar lo que pudo. Iba perdiendo su fuerza, los años pesan cuando el camino es oscuro, echaba cuentas de todo, de su pasar por el mundo, sus setenta y tantos años, le daba su rumbo oscuro, visito más de dos médicos, cobrándole ciertos duros, y pronto se decidió seguir sólo por el mundo, Las manos le tiritaban, sus sudores eran muchos, en las noches se encontraba peor que algún vagabundo, siempre estuvo emparejado, su esposa le acompañaba, más sus males eran muchos, viendo venir a la muerte, con su corazón latiendo, pensó que algún mal de fondo le anularía su suerte. El otoño estaba encima, con sus hojas deshojadas, Su casa tenía la pena de una vida que marchaba, tratando verle contento hasta su esposa cantaba, el hombre perdiendo aliento el amor le consolaba. Su esposa que día a día jamás nunca le dejaba, iba notando su pena al ver que no se curaba, las noches de aquel octubre eran tristes penosas de lastima, en su casa se sufría sin encontrar esperanza, El hombre desde su cama sus lamentos les lanzaba, y el perro siempre a su lado de vez en cuando ladraba, La soledad de la noche cuando asoma la guadaña, cuando se lanza el reproche de una vida que se acaba. La familia lanzo rezos, el viento dicen que calla, solo se notan tropiezos mientras que algún llanto estalla. En estas fechas de octubre dicen que la muerte llama, y que buscamos la lumbre para recibir su calma. Los silencios quedan rotos, al ver el muerto en la cama, se notan los alborotos y nadie piensa en el alma. En esa fechas de otoño la paciencia sufre y calla, cuando se espera un retoño las gentes nos piden calma.
G X Cantalapiedra.