CUANDO LAS MEIGAS ANDABAN POR SUS CAMINOS
Me comentaron mil veces que era probable y sencillo, que las meigas de Galicia tuvieran su bello brillo.
El andar por sus caminos en las horas de la noche, eran bonitos destinos sin ver jamás un mal broche.
Curanderas con sus hierbas tratando casos fatales, jamás quisieron ser siervas, al ser personas normales.
Cargaron con agonías que no fueron sus cuidados, existiendo fantasías sobre los campos labrados.
Pudieran llegar las meigas, me dijeron de pequeño, los ruegos nunca se pliegan ni nadie les pone dueño.
Galicia tuvo sus meigas y sus viejas tradiciones, campos que a veces se siegan sin explicar las razones.
Veredas llenas de sombras con sus viejas fantasías, al mirarlas hasta asombran siendo cunas de armonías.
Se duda que existan meigas bajo la luz de La Luna, si los recuerdos despliegan puede que tuvieran cuna.
Miradas al horizonte sobre la tierra gallega, a veces es puro monte donde no se vive siega.
Andaban por sus caminos cargadas de su miseria, fueron fatales los signos viviendo su vida seria.
En ese refrán gallego. Las meigas no se si existen, pero haberlas si las hay,
Fueron frases con inquina despreciando sus virtudes, que pisaron bien su esquina en tan grandes latitudes.
Quedan las viejas leyendas que se llenan de lamentos, que pueden correr sus sendas hablando de sufrimientos.
Labraron rosas preciosas en sus buenas fantasías, y conocieron las losas en las mañanas más frías.
El paisaje de Galicia tiene encantos en su suelo, que muchos lo ven delicia y siempre te da consuelo.
G X Cantalapiedra,
Me comentaron mil veces que era probable y sencillo, que las meigas de Galicia tuvieran su bello brillo.
El andar por sus caminos en las horas de la noche, eran bonitos destinos sin ver jamás un mal broche.
Curanderas con sus hierbas tratando casos fatales, jamás quisieron ser siervas, al ser personas normales.
Cargaron con agonías que no fueron sus cuidados, existiendo fantasías sobre los campos labrados.
Pudieran llegar las meigas, me dijeron de pequeño, los ruegos nunca se pliegan ni nadie les pone dueño.
Galicia tuvo sus meigas y sus viejas tradiciones, campos que a veces se siegan sin explicar las razones.
Veredas llenas de sombras con sus viejas fantasías, al mirarlas hasta asombran siendo cunas de armonías.
Se duda que existan meigas bajo la luz de La Luna, si los recuerdos despliegan puede que tuvieran cuna.
Miradas al horizonte sobre la tierra gallega, a veces es puro monte donde no se vive siega.
Andaban por sus caminos cargadas de su miseria, fueron fatales los signos viviendo su vida seria.
En ese refrán gallego. Las meigas no se si existen, pero haberlas si las hay,
Fueron frases con inquina despreciando sus virtudes, que pisaron bien su esquina en tan grandes latitudes.
Quedan las viejas leyendas que se llenan de lamentos, que pueden correr sus sendas hablando de sufrimientos.
Labraron rosas preciosas en sus buenas fantasías, y conocieron las losas en las mañanas más frías.
El paisaje de Galicia tiene encantos en su suelo, que muchos lo ven delicia y siempre te da consuelo.
G X Cantalapiedra,