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PONTEDEUME: EL MIEDO LES HIZO VER MEIGAS...

EL MIEDO LES HIZO VER MEIGAS
Aquella noche en que andando tres hombres gallegos venían de romería, en la comarca de Betanzos, Era una noche oscura con nubes en el horizonte, hace ahora más de cien años, cuando antes de llegar a su domicilio, los tres gallegos empezaron a pensar y según ellos a ver a varias meigas, o digamos brujas, Creo que el alcohol que habían bebido les daba mucho de sí, pero el miedo a lo desconocido les hacia temblar, miraban hacia adelante y entre arboles fantásticos veían a las meigas bailar y dar gritos, los tres veían lo mismo, mujeres disfrazadas de demonios que les querían atacar, el miedo se hizo presente, y en vez de avanzar se quedaron parados esperando que las meigas les atacaran, entonces fue un perro grande quien salió a la carretera para ladrarles, y sus miedos aumentaron, eran tiempos de creencias y fantasmas, más los tres hombres gallegos decidieron continuar el camino, una vez andado como un kilómetro, sintieron como carcajadas de las meigas, que les recordaban de donde venían y donde terminarían, El miedo les hizo ponerse los pelos de punta, eran pocas veces las que trasnochaban para ir de fiesta, pero esa noche la llevarían siempre encima de su mente, según ellos vieron a las mujeres reírse de ellos, y sus dudas aumentaron cuando alguien les llamo miedosos, los ecos de aquella noche les acompañaban en algunas madrugadas, cuando el orujo de esa tierra hace milagros o desvaríos, eran tiempos de creencias populares, donde las meigas sin verlas existían, donde los gritos de otros animales salvajes se confundían con ecos perdidos de no saben quién. Los tres hombres no comentaron sus peripecias, ya que los amigos de ellos y los familiares les llamarían de todo menos valientes. Fueron muchos los hombres que tuvieron miedo a los caminos solitarios, a pasar por delante de un cementerio por la noche, y de otras cosas que daban mal fario. Fueron épocas de penalidades y miserias, de salir de esa tierra gallega con la ropa en un solo bulto, y buscarse la vida donde hiciera falta, incluso en el extranjero, esos episodios fueron normales en aquellos años de dudas y pocas reflexiones. G X Cantalapiedra.