LOS SUEÑOS DE UN ADIVINO
Aquel hombre desde niño soñaba ser adivino, y salió de su Galicia natal camino de lo imposible, comentan algunos conocidos suyos, que su vida fue un caminar sin descanso, y andando entre adivinos y personas que se forman en la brujería, parece ser que pisó lugares como Barahona de Las Brujas, en tierras de Soria cercanas a Sigüenza, Guadalajara. Donde pudo estar en el confesionario de las Brujas, Parece que no conoció barreras, para poder dominar ese arte difícil de entender del mundo mágico y del misterio, sus pisadas eran adivinar el por qué los gallegos tenían palabras raras como el “depende”, que el siempre trato de olvidar de su vocabulario. El hombre que soñaba ser adivino era una enciclopedia de elementos raros, y trataba de dar consejos a muchas personas desorientadas. Que se fiaban de este hombre que dominaba el castellano antiguo, de donde sacaba frases que a muchas personas las captaba, no intentaba volver a su tierra, solo paseaba su cultura adquirida demostrando ser un adivino del futuro, incluso en el tiempo daba explicaciones de lo que pudiera hacer en los próximos días, este gallego de origen se acostumbro hablar el idioma castellano correctamente, y su fama en aquellos años de hace ahora más de un siglo, se fue quedando por los lugares donde estuvo de adivino, La vida le puso a prueba, y termino en Latinoamérica, marchando en un barco donde el capitán le llevaba de adivino del tiempo que casi nunca fallaba, El final de su vida se quedó en un misterio que ninguno de sus paisanos hablaron del tema, y eso que los gallegos estaban por todas partes de ese continente de América del Sur, Hay personas que los misterios y las cosas raras se las llevan con ellos a la tumba, como pudo ser este caso, que un día un sobrino nieto contaba en una tasca de Madrid, y que algunas personas escuchamos atentos a su narración.
G X Cantalapiedra.
Aquel hombre desde niño soñaba ser adivino, y salió de su Galicia natal camino de lo imposible, comentan algunos conocidos suyos, que su vida fue un caminar sin descanso, y andando entre adivinos y personas que se forman en la brujería, parece ser que pisó lugares como Barahona de Las Brujas, en tierras de Soria cercanas a Sigüenza, Guadalajara. Donde pudo estar en el confesionario de las Brujas, Parece que no conoció barreras, para poder dominar ese arte difícil de entender del mundo mágico y del misterio, sus pisadas eran adivinar el por qué los gallegos tenían palabras raras como el “depende”, que el siempre trato de olvidar de su vocabulario. El hombre que soñaba ser adivino era una enciclopedia de elementos raros, y trataba de dar consejos a muchas personas desorientadas. Que se fiaban de este hombre que dominaba el castellano antiguo, de donde sacaba frases que a muchas personas las captaba, no intentaba volver a su tierra, solo paseaba su cultura adquirida demostrando ser un adivino del futuro, incluso en el tiempo daba explicaciones de lo que pudiera hacer en los próximos días, este gallego de origen se acostumbro hablar el idioma castellano correctamente, y su fama en aquellos años de hace ahora más de un siglo, se fue quedando por los lugares donde estuvo de adivino, La vida le puso a prueba, y termino en Latinoamérica, marchando en un barco donde el capitán le llevaba de adivino del tiempo que casi nunca fallaba, El final de su vida se quedó en un misterio que ninguno de sus paisanos hablaron del tema, y eso que los gallegos estaban por todas partes de ese continente de América del Sur, Hay personas que los misterios y las cosas raras se las llevan con ellos a la tumba, como pudo ser este caso, que un día un sobrino nieto contaba en una tasca de Madrid, y que algunas personas escuchamos atentos a su narración.
G X Cantalapiedra.