PONTEDEUME: LA MORRIÑA LA HIZO VOLVER A GALICIA...

LA MORRIÑA LA HIZO VOLVER A GALICIA
Aquella mujer muy joven, con las ilusiones plenas, se marchó camino de Madrid a buscar su vida nueva, atrás se quedó Galicia envuelta en veredas viejas, con amigas de la infancia entre sus casas de piedra. Aquel destino fue bueno, más fue muy grande su pena, la morriña la llegaba, y el corazón la retiembla. Quiso sentir en su vida una conducta serena, y trato con amistades para eliminar su pena. Una noche que no podía dormir, empezó con su condena, viendo a Galicia tan lejos y el alma llena de señas. Pensaba en sus familiares, en su casa y en las fiestas, temiendo sus soledades y haciendo grandes las cuestas. Se preparo la maleta y pronto inicio el viaje, en su juventud inquieta añoraba su paisaje. La morriña la amarraba como barcos en el Puerto, sobre su mente volaba algún camino hoy incierto. La saudade con nostalgia eran caminos de acierto, y pudo notar la magia de ver su cielo cubierto. Atrás dejaba a Madrid, la ciudad no da consuelo, ni pudo ser tan feliz como la contó su abuelo. Desde aquel tren viajando con la esperanza primero, ella pensó que ir andando era signo aventurero. Cuando llegaba a Galicia con verdor en sus senderos, notaba bien la delicia que gozan muchos obreros. La morriña de esa tierra, con sus rías y sus puertos, con el misterio que encierra el recordar a sus muertos. Cuando se vive tu tierra y se pisan sus senderos, la pena nunca se entierra, aunque busques otros cielos. La morriña no se funde, es sentimiento sincero, aunque algunos la confunden en su mundo aventurero. La tierra donde nacimos nos marcará sus senderos, allí de niños crecimos sin querer ser altaneros. No debemos olvidarlo ni soñar con otro suelo, el ayer hay que cuidarlo, aunque nos hablen del cielo. G X Cantalapiedra.