CUENTAN LAS VIEJAS LEYENDAS
Una noche de paseo me contaron esta historia, sobre la Ría del Ume quedándose en mi memoria. Era un joven marinero que navegaba sin miedo y tuvo muchas desgracias de las que clamaba al cielo, Soñaba con su Marusa, y encontraba su consuelo, cuando la mar se movía miraba siempre hacía el cielo. Este joven bien plantado como perfecto gallego, era su mundo anhelado y supo llevar su pliego. Por los mares de Galicia queriendo ganar su sueldo, y dejaba su primicia estando siempre de acuerdo. La Marusa le decía, no navegues mar adentro, y en su pronunciar tenía un sentimiento por dentro. Sobre los mares soñando, sobre las rías sintiendo, a veces tuvo pensando lo grande que es ir queriendo. Cuentan las viejas leyendas que aquel joven marinero, no quiso perder las riendas de ser un aventurero. Se pasaron ciertos años, se fue marchado su anhelo, mientras subiendo peldaños pisaba alegre aquel suelo. La Marusa que era su amor se fue derechita al cielo, y el marino con valor nunca más allá consuelo. Cuando navega tranquilo se le presenta diciendo, desde el cielo yo perfilo, aunque te sigo queriendo. El joven perdió su rumbo como un pájaro altanero, sabiendo que estaba a gusto con ser un buen marinero. Una tormenta le marca, el se siente aventurero, y sobre su propia barca ve su final tan austero. La Marusa le acompaña cuando camina hacia el cielo, el pasado no le engaña, con ese amor verdadero. Los dos caminando juntos sin entender de remedios, los males y los disgustos son destinos pasajeros. La vida se va marchando, ellos se fueron al cielo, la mente siempre dejando los calvarios de este suelo. Hay historias que te embarcan sin encontrarlas remedios, y poco a poco te amarran en los más queridos puertos. Galicia tiene leyendas que se pierden en el tiempo, y que pudieron ser sendas que las azotaba el viento. G X Cantalapiedra.
Una noche de paseo me contaron esta historia, sobre la Ría del Ume quedándose en mi memoria. Era un joven marinero que navegaba sin miedo y tuvo muchas desgracias de las que clamaba al cielo, Soñaba con su Marusa, y encontraba su consuelo, cuando la mar se movía miraba siempre hacía el cielo. Este joven bien plantado como perfecto gallego, era su mundo anhelado y supo llevar su pliego. Por los mares de Galicia queriendo ganar su sueldo, y dejaba su primicia estando siempre de acuerdo. La Marusa le decía, no navegues mar adentro, y en su pronunciar tenía un sentimiento por dentro. Sobre los mares soñando, sobre las rías sintiendo, a veces tuvo pensando lo grande que es ir queriendo. Cuentan las viejas leyendas que aquel joven marinero, no quiso perder las riendas de ser un aventurero. Se pasaron ciertos años, se fue marchado su anhelo, mientras subiendo peldaños pisaba alegre aquel suelo. La Marusa que era su amor se fue derechita al cielo, y el marino con valor nunca más allá consuelo. Cuando navega tranquilo se le presenta diciendo, desde el cielo yo perfilo, aunque te sigo queriendo. El joven perdió su rumbo como un pájaro altanero, sabiendo que estaba a gusto con ser un buen marinero. Una tormenta le marca, el se siente aventurero, y sobre su propia barca ve su final tan austero. La Marusa le acompaña cuando camina hacia el cielo, el pasado no le engaña, con ese amor verdadero. Los dos caminando juntos sin entender de remedios, los males y los disgustos son destinos pasajeros. La vida se va marchando, ellos se fueron al cielo, la mente siempre dejando los calvarios de este suelo. Hay historias que te embarcan sin encontrarlas remedios, y poco a poco te amarran en los más queridos puertos. Galicia tiene leyendas que se pierden en el tiempo, y que pudieron ser sendas que las azotaba el viento. G X Cantalapiedra.