ERA UNA NOCHE DE TORMENTA DEL MES DE JULIO
Aquella tormenta de hace más de setenta años, cuando el cielo se puso negro, y la Ría de Ume era un espejo entre los rayos que estaban cayendo, Puentedeume acostumbrada a las tormentas de verano, no se extrañaba de tan mal tiempo, la noche se estaba volviendo peligrosa, y por la Carretera de Miño venían andando un matrimonio que en aquellos tiempos iban de compras hasta dicha localidad. La tormenta no se apaciguaba, los rayos eran una continuidad de peligro constante, y la soledad de aquella carretera entonces poco transitada, daba que pensar, hubo momentos que la esposa le indicaba al marido el pararse hasta que pasara un poco dicha tormenta, El marido no quiso ni oírlo, ya que el tiempo se había vuelto desagradable, casi estaban divisando Puentedeume, cuando la tormenta descargaba a tope su fría mercancía de agua y granizo, intentaron meterse debajo de un árbol, más la esposa dijo al marido, no estamos a salvo, aquí puede caer un rayo. Y de vez en cuando los rayos rodeaban aquel lugar donde la tormenta descargaba con rabia. El matrimonio medio calado esperaba que pasara tan mala nube, y ya hubo un momento que pensaron que calarse del todo no era tan malo, Más aquella noche ya jamás la olvidarían, las curvas de la carretera, los árboles que adornaban el paisaje, y todo aquel entorno de una Galicia que respiraba magia, aunque en esos momentos solo deseaban llegar a su casa para secarse, aunque fuera el mes de julio, el marido comentó a su esposa, esta noche es noche de meigas, todo lo que sufrimos y los rayos que tuvimos al lado, deben de ser cosas de esas meigas o brujas. El agua corría por todo su cuerpo, y sus zapatos eran un constante sonar aguachinados, este matrimonio nunca más podría olvidar aquella tarde noche con la tormenta encima, descargando agua y granizo. Cuando las nubes se vuelven fieras, y los rayos te dejan ciego, no debes buscar quimeras ni querer soltar tu ruego.
G X Cantalapiedra.
Aquella tormenta de hace más de setenta años, cuando el cielo se puso negro, y la Ría de Ume era un espejo entre los rayos que estaban cayendo, Puentedeume acostumbrada a las tormentas de verano, no se extrañaba de tan mal tiempo, la noche se estaba volviendo peligrosa, y por la Carretera de Miño venían andando un matrimonio que en aquellos tiempos iban de compras hasta dicha localidad. La tormenta no se apaciguaba, los rayos eran una continuidad de peligro constante, y la soledad de aquella carretera entonces poco transitada, daba que pensar, hubo momentos que la esposa le indicaba al marido el pararse hasta que pasara un poco dicha tormenta, El marido no quiso ni oírlo, ya que el tiempo se había vuelto desagradable, casi estaban divisando Puentedeume, cuando la tormenta descargaba a tope su fría mercancía de agua y granizo, intentaron meterse debajo de un árbol, más la esposa dijo al marido, no estamos a salvo, aquí puede caer un rayo. Y de vez en cuando los rayos rodeaban aquel lugar donde la tormenta descargaba con rabia. El matrimonio medio calado esperaba que pasara tan mala nube, y ya hubo un momento que pensaron que calarse del todo no era tan malo, Más aquella noche ya jamás la olvidarían, las curvas de la carretera, los árboles que adornaban el paisaje, y todo aquel entorno de una Galicia que respiraba magia, aunque en esos momentos solo deseaban llegar a su casa para secarse, aunque fuera el mes de julio, el marido comentó a su esposa, esta noche es noche de meigas, todo lo que sufrimos y los rayos que tuvimos al lado, deben de ser cosas de esas meigas o brujas. El agua corría por todo su cuerpo, y sus zapatos eran un constante sonar aguachinados, este matrimonio nunca más podría olvidar aquella tarde noche con la tormenta encima, descargando agua y granizo. Cuando las nubes se vuelven fieras, y los rayos te dejan ciego, no debes buscar quimeras ni querer soltar tu ruego.
G X Cantalapiedra.