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SE ESCONDÍA EL SOL POR LA RÍA DE UME
El Sol se escondía por la Ría de Ume, desde el Paseo de Rosalía de Castro le vi que su calor y su alegría se marchaban buscando la noche, para refrescar aquel caliente verano de 2023. Eran las fechas de agosto, y el paisaje se acrecentaba, sobre las laderas de Puentedeume, caminamos sin prisa para llegar a la Chocolatería del Puente, donde un buen chocolate con churros nos haría esperar la noche con esa calma gallega de la que nos hablaba Miguel Hernández, cuando decía en sus versos de Vientos del Pueblo, “gallegos de lluvia y calma”. Que poesía con más verdad y tanta fuerza, hay poetas que, sin apenas pisar alguna tierra, se llenan de su corazón y sus leyendas. Aquella tarde donde el Sol se escondía brillando sobre las aguas del Ume, era un recuerdo que nunca le podré olvidar, esa fuerza que tienen las aguas, al atardecer, esas sombras que avanzan sin detenerse un momento, y esos ruidos de la lejanía que parecen alejarse para siempre, y más si son vehículos por la Autovía de Ferrol, Te sientes como si estuvieras viendo una película donde todo alrededor es verdor, de vez en cuando existen esas casas aisladas de Galicia, que algunas pudieran ser pazos, donde piensas como pueden llegar hasta allí sus dueños, todo te parece un misterio de esa tierra donde dicen que Los Celtas estuvieron siglos viviendo, quizá sigan sus descendientes habitando esas casas de campo perdidas en el horizonte, nadie sabe a fonde sus raíces, es muy difícil entender como estando Galicia en su mayoría rodeada de Océano Atlántico y Mar Cantábrico, pueden adivinar de donde vienen sus pobladores, Aunque esa tierra tiene un enganche que hace difícil salir de allí, entiendo su morriña y su saudade, y la nostalgia de abandonar esa tierra si naciste en ella. Dicen que la tierra tira, y si encima tiene costa y rías mucho más. G X Cantalapiedra.
El Sol se escondía por la Ría de Ume, desde el Paseo de Rosalía de Castro le vi que su calor y su alegría se marchaban buscando la noche, para refrescar aquel caliente verano de 2023. Eran las fechas de agosto, y el paisaje se acrecentaba, sobre las laderas de Puentedeume, caminamos sin prisa para llegar a la Chocolatería del Puente, donde un buen chocolate con churros nos haría esperar la noche con esa calma gallega de la que nos hablaba Miguel Hernández, cuando decía en sus versos de Vientos del Pueblo, “gallegos de lluvia y calma”. Que poesía con más verdad y tanta fuerza, hay poetas que, sin apenas pisar alguna tierra, se llenan de su corazón y sus leyendas. Aquella tarde donde el Sol se escondía brillando sobre las aguas del Ume, era un recuerdo que nunca le podré olvidar, esa fuerza que tienen las aguas, al atardecer, esas sombras que avanzan sin detenerse un momento, y esos ruidos de la lejanía que parecen alejarse para siempre, y más si son vehículos por la Autovía de Ferrol, Te sientes como si estuvieras viendo una película donde todo alrededor es verdor, de vez en cuando existen esas casas aisladas de Galicia, que algunas pudieran ser pazos, donde piensas como pueden llegar hasta allí sus dueños, todo te parece un misterio de esa tierra donde dicen que Los Celtas estuvieron siglos viviendo, quizá sigan sus descendientes habitando esas casas de campo perdidas en el horizonte, nadie sabe a fonde sus raíces, es muy difícil entender como estando Galicia en su mayoría rodeada de Océano Atlántico y Mar Cantábrico, pueden adivinar de donde vienen sus pobladores, Aunque esa tierra tiene un enganche que hace difícil salir de allí, entiendo su morriña y su saudade, y la nostalgia de abandonar esa tierra si naciste en ella. Dicen que la tierra tira, y si encima tiene costa y rías mucho más. G X Cantalapiedra.