PONTEDEUME: DOS HERMANOS APOSTANDO...

DOS HERMANOS APOSTANDO
En aquel pueblo castellano Tordesillas, dos hermanos apostaban por llegar antes a Puentedeume, la apuesta sería el llegar antes a la Chocolatería El Puente, de dicha localidad de La Coruña. Los dos hermanos tenían parecidos coches, el equipaje casi lo mismo y el carburante igual Gasóleo, salieron a la misma hora y minuto, y no podían pasar de la velocidad que marcaba la autovía de Galicia, más los dos hermanos tenían la próstata que les hacía tener que parar cada doscientos kilómetros, y sus coches respondían bien a sus conductores, pararon dos veces en esos 430, kilómetros, cada uno sobre su marcha, sin perder tiempo, y llegaron sobre la misma hora, aunque el hermano mayor pudo aparcar antes, en esas calles empinadas de Puentedeume, cerca de dicha chocolatería, Las Rías brillaban con el sol de la tarde calentando sus aguas, y el famoso Puente de la antigua carretera de Ferrol a Coruña, estaba pleno de automóviles, cruzando las dos Rías, Fueron cuatro horas y media de mirar él cuenta kilómetros, pedir suerte en no tener averías, y que sus años no les hicieran perder tiempo, Llegaron casi al tiempo a la terraza de dicha chocolatería, y los dos hermanos y sus esposas se abrazaron al comprobar que eran lo mismo de hábiles conduciendo a pesar de sus años, que pasaban de estar jubilados, El ambiente de ese pueblo gallego les alentaba para seguir celebrando sus vacaciones, al día siguiente se acercaron a las Fragas de Ume, lugar donde la historia y sus arbolados no dejan a nadie indiferente, incluso cruzando esos ríos caudalosos en verano, poder visitar ese antiguo convento de hace siglos, donde sus moradores eran verdaderos esclavos de su religión cristiana, y pisar sobre las mismas losas, donde estuvieron dichos frailes escondidos durante la invasión musulmana, el estar en esa tierra gallega te hace sentir la historia con mucha más fuerza que en otros lugares, su verdor y la lluvia que de vez en cuando cae sobre sus laderas, no te dejan indiferente. Mereció la pena llegar a tan precioso lugar y cruzar sus puentes de madera que no pueden cargar demasiadas personas, y muchos menos cruzar con motos o coches, el sentido común te lo indica. G X Cantalapiedra.