CADA DÍA QUE PASAMOS
Vamos andando caminos sobre veredas preciosas, buscamos bellos destinos donde florezcan las rosas. Sobre laderas marcadas por el verdor de sus plantas, notamos hierbas caladas que los calores espantan. Esta Galicia de lluvias con rocíos de mañana, tiene nubes que descargan buscando la vida sana. Intentas mirar las playas que tienen muy buena arena, más las nubes si descargan puede que nunca den pena. Las rías siguen su curso de gozar bien las esperas, sus barcos no tienen lujos ni sueñan con primaveras. Cada día que pasamos no queremos ver cegueras, el tiempo pasa volando sin querer poner barreras. El calor no tiene prisa, ni proclama ser frontera, las noches tienen su brisa que la llevas a tu vera. Quieres mirar la estrellas con un cielo de colores, y solo te desesperas cuando buscas tus amores. La noche parece ingrata entre ruidos de motores, aquí no sirve la errata ni comentar sinsabores. Vamos buscando las olas que se crecen en las costas, y miramos el rompeolas con sus arenas angostas. El Cantábrico replica sus sonidos transcendentes, y alguna gente suplica a el temor de sus ambientes. Costas llenas de misterios que te dejan sobresaltos, en muchos momentos serios pudieran causarnos llantos. Voy leyendo a Rosalía con el apellido Castro, es buena su melodía que jamás notas espanto. Versos que llevan consigo las historias de algún llanto, que pudieran ser castigo del más absoluto encanto. Versos llenos de verdades que caminan sin descanso, pudieran ser realidades de esta tierra sin desmayo. La lluvia viene escondida como un lobo solitario, a veces camina erguida y nadie la ve calvario. Crecen deprisa los montes, se ven los campos regados, la lluvia tiene resortes de ver los sueños sobrados. El Sol parece escondido y no sufrimos sus daños, el tiempo siempre es querido, aunque se pasen los años.
G X Cantalapiedra.
Vamos andando caminos sobre veredas preciosas, buscamos bellos destinos donde florezcan las rosas. Sobre laderas marcadas por el verdor de sus plantas, notamos hierbas caladas que los calores espantan. Esta Galicia de lluvias con rocíos de mañana, tiene nubes que descargan buscando la vida sana. Intentas mirar las playas que tienen muy buena arena, más las nubes si descargan puede que nunca den pena. Las rías siguen su curso de gozar bien las esperas, sus barcos no tienen lujos ni sueñan con primaveras. Cada día que pasamos no queremos ver cegueras, el tiempo pasa volando sin querer poner barreras. El calor no tiene prisa, ni proclama ser frontera, las noches tienen su brisa que la llevas a tu vera. Quieres mirar la estrellas con un cielo de colores, y solo te desesperas cuando buscas tus amores. La noche parece ingrata entre ruidos de motores, aquí no sirve la errata ni comentar sinsabores. Vamos buscando las olas que se crecen en las costas, y miramos el rompeolas con sus arenas angostas. El Cantábrico replica sus sonidos transcendentes, y alguna gente suplica a el temor de sus ambientes. Costas llenas de misterios que te dejan sobresaltos, en muchos momentos serios pudieran causarnos llantos. Voy leyendo a Rosalía con el apellido Castro, es buena su melodía que jamás notas espanto. Versos que llevan consigo las historias de algún llanto, que pudieran ser castigo del más absoluto encanto. Versos llenos de verdades que caminan sin descanso, pudieran ser realidades de esta tierra sin desmayo. La lluvia viene escondida como un lobo solitario, a veces camina erguida y nadie la ve calvario. Crecen deprisa los montes, se ven los campos regados, la lluvia tiene resortes de ver los sueños sobrados. El Sol parece escondido y no sufrimos sus daños, el tiempo siempre es querido, aunque se pasen los años.
G X Cantalapiedra.