UNA NOCHE TENEBROSA.
Aquel matrimonio venido del Centro de España, que veraneaba en Galicia, entre las rías, de Betanzo y de Ume, salieron a pasear como todas las noches hacían, sabían de sobra el peligro de caminar por las noches entre esos eucaliptos gigantes, más acostumbrados a superar peligros, decidieron volver a su vivienda del Campo de Golf de Miño, por el camino de los peregrinos, eran las doce y media de la noche, Puentedeume tenía su ambiente de verano, las calles del centro y las que dan a su Ría, eran pisadas por muchas personas, pero el camino que cogieron este matrimonio era solitario y raro, La noche empezaba a lloviznar, y sin casi darse cuenta empezaron los relámpagos a soltar sus resplandores, todo el entorno parecía estar loco, el ruido de sus truenos era aborrecedor. Las miradas hacia el camino eran fijas y constantes, y se empezó a sentir alaridos como de lobos cercanos, una vecina se lo había comunicado, “cuidado si pisáis por el camino de los peregrinos, hay lobos, lo han comentado algunos vecinos de la Urbanización”, este matrimonio pensaba que era una alarma falsa. Más en aquel momento se los vino a su memoria lo de los lobos. Mientras la lluvia les mojaba lentamente, la temperatura era de dieciocho grados, no hacia frío, más el temor de aquellos alaridos les ponía en guardia, hablaron que si aparecían los lobos se subirían algún árbol de camino, los aullidos sonaban cada vez más cercanos, y el matrimonio empezó a tomárselo en serio, hasta que al salir de una curva, vieron los ojos como rojos de dos lobos feroces, no tardaron en subirse aun eucalipto, mientras los lobos pacientemente se mojaban, y esperaban que la tormenta se alejara, sin dejar de vigilar al matrimonio, que muerto de miedo contemplaba aquel peligro inminente, que estuvieron allí subidos como media hora interminable, con el miedo en el cuerpo a tope, y más cuando las orejas de los lobos se ponían hacia arriba y sus ojos rojos relucían en la noche como si fueran reflectores, esperando para atacar a dicho matrimonio. La tormenta paso, y se quedó una fina lluvia que seguía calando a este matrimonio, que pudo bajar del eucalipto, y con mucho miedo al entorno continuar hasta su casa, donde se tuvieron que secar y limpiarse de todo el miedo que pasaron en esa noche tenebrosa que les regalo Galicia. G X Cantalapiedra.
Aquel matrimonio venido del Centro de España, que veraneaba en Galicia, entre las rías, de Betanzo y de Ume, salieron a pasear como todas las noches hacían, sabían de sobra el peligro de caminar por las noches entre esos eucaliptos gigantes, más acostumbrados a superar peligros, decidieron volver a su vivienda del Campo de Golf de Miño, por el camino de los peregrinos, eran las doce y media de la noche, Puentedeume tenía su ambiente de verano, las calles del centro y las que dan a su Ría, eran pisadas por muchas personas, pero el camino que cogieron este matrimonio era solitario y raro, La noche empezaba a lloviznar, y sin casi darse cuenta empezaron los relámpagos a soltar sus resplandores, todo el entorno parecía estar loco, el ruido de sus truenos era aborrecedor. Las miradas hacia el camino eran fijas y constantes, y se empezó a sentir alaridos como de lobos cercanos, una vecina se lo había comunicado, “cuidado si pisáis por el camino de los peregrinos, hay lobos, lo han comentado algunos vecinos de la Urbanización”, este matrimonio pensaba que era una alarma falsa. Más en aquel momento se los vino a su memoria lo de los lobos. Mientras la lluvia les mojaba lentamente, la temperatura era de dieciocho grados, no hacia frío, más el temor de aquellos alaridos les ponía en guardia, hablaron que si aparecían los lobos se subirían algún árbol de camino, los aullidos sonaban cada vez más cercanos, y el matrimonio empezó a tomárselo en serio, hasta que al salir de una curva, vieron los ojos como rojos de dos lobos feroces, no tardaron en subirse aun eucalipto, mientras los lobos pacientemente se mojaban, y esperaban que la tormenta se alejara, sin dejar de vigilar al matrimonio, que muerto de miedo contemplaba aquel peligro inminente, que estuvieron allí subidos como media hora interminable, con el miedo en el cuerpo a tope, y más cuando las orejas de los lobos se ponían hacia arriba y sus ojos rojos relucían en la noche como si fueran reflectores, esperando para atacar a dicho matrimonio. La tormenta paso, y se quedó una fina lluvia que seguía calando a este matrimonio, que pudo bajar del eucalipto, y con mucho miedo al entorno continuar hasta su casa, donde se tuvieron que secar y limpiarse de todo el miedo que pasaron en esa noche tenebrosa que les regalo Galicia. G X Cantalapiedra.