NOCHE TENEBROSA DE GALICIA
La noche estaba siendo peligrosa, la lluvia arreciaba con fuerza, y el viento era el culpable de dicho vendaval, las carreteras comarcales estaban medio desiertas, y los eucaliptos que por allí estaban de testigos, temblaban ante las rachas de viento del oeste, era un espectáculo de meigas, las sombras de la noche parecían no tener final, y las ramas de tantos arboles se movían con la ansiedad de verse quizá tronchadas, era la Galicia que muchas personas soñaban cuando desde lejos se escuchaba decir que por aquella zona de Finisterre, estaban los cielos cubiertos con intención de llover con ganas, Parece ser que dicha noche un matrimonio venido del sur de España, circulaba por una de esas carreteras que bordean el Mar Cantábrico, y estaban un poco asustados de tanta lluvia y tan fuerte como caía, su miedo les hizo parar el vehículo en una gasolinera, que a esa horas de la noche tres de la madrugada no funcionaba, era normal, que una gasolinera en un lugar apartado tuviera poco negocio a esas horas de la noche, el matrimonio dentro del coche veían llover a mares, y no era solución bajarse, tan solo esperar que la lluvia aflojara, más sin tardar demasiado, un golpe en la puerta del conductor aparcado le hizo un sobresalto su corazón, era un animal salvaje. Que parecía estar harto de tanta lluvia y quería refugiarse en un lugar seco, el matrimonio tembló de miedo, y viendo algo que se movía sin saber cual era, decidieron salir de allí donde su coche les llevase, Su miedo era transmitido desde antes de llegar a Galicia, ya que les hablaron de las meigas en las noches cerradas y con vientos fuertes, el camino les llevo hasta un pequeño Hotel, donde pararon a descansar de aquella aventura por el norte de España. Que tanto habían deseado, y que la realidad les estaba constando sus ratos de estar fuera de su vida normal.
G X Cantalapiedra.
La noche estaba siendo peligrosa, la lluvia arreciaba con fuerza, y el viento era el culpable de dicho vendaval, las carreteras comarcales estaban medio desiertas, y los eucaliptos que por allí estaban de testigos, temblaban ante las rachas de viento del oeste, era un espectáculo de meigas, las sombras de la noche parecían no tener final, y las ramas de tantos arboles se movían con la ansiedad de verse quizá tronchadas, era la Galicia que muchas personas soñaban cuando desde lejos se escuchaba decir que por aquella zona de Finisterre, estaban los cielos cubiertos con intención de llover con ganas, Parece ser que dicha noche un matrimonio venido del sur de España, circulaba por una de esas carreteras que bordean el Mar Cantábrico, y estaban un poco asustados de tanta lluvia y tan fuerte como caía, su miedo les hizo parar el vehículo en una gasolinera, que a esa horas de la noche tres de la madrugada no funcionaba, era normal, que una gasolinera en un lugar apartado tuviera poco negocio a esas horas de la noche, el matrimonio dentro del coche veían llover a mares, y no era solución bajarse, tan solo esperar que la lluvia aflojara, más sin tardar demasiado, un golpe en la puerta del conductor aparcado le hizo un sobresalto su corazón, era un animal salvaje. Que parecía estar harto de tanta lluvia y quería refugiarse en un lugar seco, el matrimonio tembló de miedo, y viendo algo que se movía sin saber cual era, decidieron salir de allí donde su coche les llevase, Su miedo era transmitido desde antes de llegar a Galicia, ya que les hablaron de las meigas en las noches cerradas y con vientos fuertes, el camino les llevo hasta un pequeño Hotel, donde pararon a descansar de aquella aventura por el norte de España. Que tanto habían deseado, y que la realidad les estaba constando sus ratos de estar fuera de su vida normal.
G X Cantalapiedra.