Que bueno que mi madre pueda estar algún día aquí sentada aunque sea diez minutos mirando su Sada querida que dejó hace 50 años y nunca más pudo volver a ver desde que sus padres "la obligaron" a venir a la Argentina en búsqueda de un futuro mejor. Dios quiera alguna vez darle los medios y la salud para cumplirle su sueño y ver con vida a los que áun le quedan.