UNA TORMENTA SEGUIDA POR LOS CAMPOS DE CASTILLA
Aquel día del mes de julio, un matrimonio empezaba sus vacaciones, y habían decidido irse a Galicia, a la zona de Sada, en la provincia de Coruña. Su salida desde La ciudad de Soria, fue de lo más tranquila, sin problemas a la vista, y con su economía bien resuelta, su automóvil un SEAT, 1500, bifaro, de gasolina, que en el año de 1970, era un automóvil respetable, dentro del estado español. Comenzaron a circular por la carretera que les llevaba hasta Tordesillas, lo que ahora quieren hacer la autovía del Duero, pero en aquellos años del franquismo, era una carretera con muchos problemas, sobre todo en los cruces del ferrocarril, de Valladolid a Ariza. Que en aquellos tiempos cruzaba la carretera bastantes veces. Eran las primeras horas de la mañana, y el cielo parecía que se entoldaba, al llegar al Puerto del Temeroso, empezaron los relámpagos a brillar sobre las nubes de tormenta, que les acompañarían durante más de 400, kilómetros, con lluvia fuerte y el sonido de los truenos, que parecía que iban a romper el coche, al pasar por Aranda de Duero, el miedo era bastante grande, el agua corría con mucha fuerza, y el trayecto de pasar por la población fue de desastre, Una vez pasado Aranda, el camino parecía un poco más tranquilo, más unos kilómetros más adelante en Nava de Roa, la lluvia parecía ser una cortina de agua, que ni los parabrisas, eran capaces de apartarla, así continuaron hasta Peñafiel, donde pararon para descansar y poder comentar su trayecto, una vez que descansaron un buen rato, salieron camino de Valladolid, y luego hasta Tordesillas, donde entre rayos y truenos, pudieron continuar su camino de Galicia, sin dejar de ser acompañados por la tormenta que llevaban encima, a la altura de Mota del Marqués, la tromba de agua se hacía imposible de poder circular sin peligro, pero parecía que las nubes iban soltando su carga de agua, donde ellos llegaban. En aquellos años no existía la autovía de La Coruña, solo era la nacional nº VI. Que pasaba por dentro de todas las localidades del camino, sin posibilidad de apartarse de dicho recorrido, pero el destino nunca nos avisa de las calamidades, y no mucho más adelante, entrando en la provincia de Zamora, en un gran charco existente en el pavimento, el coche derrapo, termino saltando la cuneta llena de agua, y fue a parar sobre un rastrojo de cebada, donde el matrimonio se dio cuenta de sus heridas, aunque el coche no había volcado, al no llevar cinturones de seguridad, fueron despedidos contra el techo y salpicadero. Un tractor agrícola, les saco de aquel barrizal, y tuvieron que llamar a una grúa, para que el coche fuera llevado a un taller, donde les repararan los daños que se habían provocado. Intentaron curarse ellos mismos, pero las heridas eran mayores de lo que ellos mismos pensaban, teniendo que llamar a un ambulancia. Que les retorno hasta Valladolid, lugar donde en la Residencia Hospital, fueron ingresados y asistidos, y después de varios días, volvían hacia donde el coche estaba siendo reparado, para continuar, aquel viaje que una tormenta les había cortado el camino. El seguro del coche tuvo que pagar aquella factura de daños de chapa y Seguridad Social. Más el matrimonio llego hasta Sada, ciudad deseada, donde pudo pasar aun 15, días de vacaciones, que ya nunca olvidarían, aunque las cicatrices de sus heridas se curaron en Galicia, pero hay cicatrices que nunca se borran en la vida, y recuerdos donde la memoria no quiere fallar nunca. Aquel viaje tormentoso, que fue la causa de tan fatal accidente, seria de por vida recordado y a la vez condenado, por hacerles aquel viaje imposible en aquel día del mes de Julio. Donde los rayos y truenos fueron compañeros de viaje. G X Cantalapiedra.
Aquel día del mes de julio, un matrimonio empezaba sus vacaciones, y habían decidido irse a Galicia, a la zona de Sada, en la provincia de Coruña. Su salida desde La ciudad de Soria, fue de lo más tranquila, sin problemas a la vista, y con su economía bien resuelta, su automóvil un SEAT, 1500, bifaro, de gasolina, que en el año de 1970, era un automóvil respetable, dentro del estado español. Comenzaron a circular por la carretera que les llevaba hasta Tordesillas, lo que ahora quieren hacer la autovía del Duero, pero en aquellos años del franquismo, era una carretera con muchos problemas, sobre todo en los cruces del ferrocarril, de Valladolid a Ariza. Que en aquellos tiempos cruzaba la carretera bastantes veces. Eran las primeras horas de la mañana, y el cielo parecía que se entoldaba, al llegar al Puerto del Temeroso, empezaron los relámpagos a brillar sobre las nubes de tormenta, que les acompañarían durante más de 400, kilómetros, con lluvia fuerte y el sonido de los truenos, que parecía que iban a romper el coche, al pasar por Aranda de Duero, el miedo era bastante grande, el agua corría con mucha fuerza, y el trayecto de pasar por la población fue de desastre, Una vez pasado Aranda, el camino parecía un poco más tranquilo, más unos kilómetros más adelante en Nava de Roa, la lluvia parecía ser una cortina de agua, que ni los parabrisas, eran capaces de apartarla, así continuaron hasta Peñafiel, donde pararon para descansar y poder comentar su trayecto, una vez que descansaron un buen rato, salieron camino de Valladolid, y luego hasta Tordesillas, donde entre rayos y truenos, pudieron continuar su camino de Galicia, sin dejar de ser acompañados por la tormenta que llevaban encima, a la altura de Mota del Marqués, la tromba de agua se hacía imposible de poder circular sin peligro, pero parecía que las nubes iban soltando su carga de agua, donde ellos llegaban. En aquellos años no existía la autovía de La Coruña, solo era la nacional nº VI. Que pasaba por dentro de todas las localidades del camino, sin posibilidad de apartarse de dicho recorrido, pero el destino nunca nos avisa de las calamidades, y no mucho más adelante, entrando en la provincia de Zamora, en un gran charco existente en el pavimento, el coche derrapo, termino saltando la cuneta llena de agua, y fue a parar sobre un rastrojo de cebada, donde el matrimonio se dio cuenta de sus heridas, aunque el coche no había volcado, al no llevar cinturones de seguridad, fueron despedidos contra el techo y salpicadero. Un tractor agrícola, les saco de aquel barrizal, y tuvieron que llamar a una grúa, para que el coche fuera llevado a un taller, donde les repararan los daños que se habían provocado. Intentaron curarse ellos mismos, pero las heridas eran mayores de lo que ellos mismos pensaban, teniendo que llamar a un ambulancia. Que les retorno hasta Valladolid, lugar donde en la Residencia Hospital, fueron ingresados y asistidos, y después de varios días, volvían hacia donde el coche estaba siendo reparado, para continuar, aquel viaje que una tormenta les había cortado el camino. El seguro del coche tuvo que pagar aquella factura de daños de chapa y Seguridad Social. Más el matrimonio llego hasta Sada, ciudad deseada, donde pudo pasar aun 15, días de vacaciones, que ya nunca olvidarían, aunque las cicatrices de sus heridas se curaron en Galicia, pero hay cicatrices que nunca se borran en la vida, y recuerdos donde la memoria no quiere fallar nunca. Aquel viaje tormentoso, que fue la causa de tan fatal accidente, seria de por vida recordado y a la vez condenado, por hacerles aquel viaje imposible en aquel día del mes de Julio. Donde los rayos y truenos fueron compañeros de viaje. G X Cantalapiedra.