SADA LA TARDE LLEGÓ MARCADA
Un marinero de luces con su bonita mirada,
no quiere lucir las cruces de su triste encrucijada.
Marinero de Galicia, siempre por aguas saladas,
en su vida la primicia deja sombras evocadas.
En Sada tiene su vida entre brisas delicadas,
siempre buscando salida a sus horas embarcadas.
Marinero de Galicia, con su fuerza entrelazada,
el mar le deja delicia en la noche enamorada.
Sin asustarle la noche ni pensar en otra causa,
a nada le pone broche siendo su vida sin pausa.
La costa quedó muy lejos, al lado de las montañas,
el marino sin complejos no ve las tardes extrañas.
El barco va navegando sin explicar singladuras,
el ayer se fue quedando entre vientos de diabluras.
Las jornadas van pasando, el mar siempre le cautiva,
Sada lejos va quedando, pero su nombre le activa.
El mar le lleva en su pecho como si fuera su vida,
todo parece derecho sin ver nada a la deriva.
A Sada sigue adorando, allí su infancia querida,
la mente va reclamando al ser su costa sentida.
Existen tierras y mares, puertos que dan alegría,
escuchó bellos cantares y gentes con armonía.
Más Sada sigue presente, pensando siempre en su vida,
no quiere sentirse ausente ni verse bala perdida.
G X Cantalapiedra.
Un marinero de luces con su bonita mirada,
no quiere lucir las cruces de su triste encrucijada.
Marinero de Galicia, siempre por aguas saladas,
en su vida la primicia deja sombras evocadas.
En Sada tiene su vida entre brisas delicadas,
siempre buscando salida a sus horas embarcadas.
Marinero de Galicia, con su fuerza entrelazada,
el mar le deja delicia en la noche enamorada.
Sin asustarle la noche ni pensar en otra causa,
a nada le pone broche siendo su vida sin pausa.
La costa quedó muy lejos, al lado de las montañas,
el marino sin complejos no ve las tardes extrañas.
El barco va navegando sin explicar singladuras,
el ayer se fue quedando entre vientos de diabluras.
Las jornadas van pasando, el mar siempre le cautiva,
Sada lejos va quedando, pero su nombre le activa.
El mar le lleva en su pecho como si fuera su vida,
todo parece derecho sin ver nada a la deriva.
A Sada sigue adorando, allí su infancia querida,
la mente va reclamando al ser su costa sentida.
Existen tierras y mares, puertos que dan alegría,
escuchó bellos cantares y gentes con armonía.
Más Sada sigue presente, pensando siempre en su vida,
no quiere sentirse ausente ni verse bala perdida.
G X Cantalapiedra.