Es un lugar con un misticismo único en
Galicia y repleto de leyendas. Se cuenta que
San Andrés, uno de los doce apóstoles, llegó navegando hasta los
acantilados de la zona en donde volcó su
embarcación, quedando ésta convertida en una gran
piedra que ahora tiene el nombre de "La
barca de San Andrés". La leyenda dice que nadie le prestó ayuda, pero recibió de Dios la promesa de que tendría un
santuario y una
romería, a los que, vivos o muertos, acudirían todos los mortales.