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SAN ANDRES DE TEIXIDO: EN AQUELLA NOCHE DE ÁNIMAS ...

EN AQUELLA NOCHE DE ÁNIMAS
Los recuerdos en aquella familia de la ciudad, no dejaban de ser un conflicto diario, los padres y sus hijos discutían, sobre el a ver llevado a los abuelos a enterrar a su pueblo natal. El día anterior a la fecha de Los Santos, decidieron los dos hermanos, el ir a su tumba a visitarlos y dejar allí las flores que en vida les prometieron. Sin querer faltar a la cita, emprendieron el viaje en el coche familiar, que ya contaba con bastantes años, fue un viaje con muchos sustos, ya que el motor se calentaba y el embrague de vez en cuando patinaba, pero por fin llegaron al campo santo, donde estaban enterrados sus dos abuelos, sin dudar un momento, se dirigieron a la tumba, que se encontraba sucia y con hierbas alrededor, los dos hermanos limpiaron la lapida y arrancaron las malas hierbas, que rodeaban la sepultura, el hermano menor empezó a sentir la voz del abuelo, que le echaba en cara, sus pocas visitas y sus menos recuerdos, y comento a su hermano, pienso que el abuelo tiene razón, a lo que el hermano mayor le dijo, que me dices del abuelo, el hermano pequeño contesto, apenas venimos a ver su eterno descanso. Aquella tarde noche pasearon por su pueblo, visitaron el bar donde su abuelo echaba la partida de cartas, y a las once de la noche se fueron a dormir, en la casa de sus abuelos ya enterrados, aquella noche fue fatídica, las voces y los ecos de sus antepasados, no dejaban dormir a los dos nietos, el miedo se apoderaba de ellos, intentaron dar la luz de toda la casa, pero sintieron como si una procesión de muertos vivientes, caminaran por las aceras de piedra de aquel apartado lugar, sus cuerpos temblaban ante tal visión, uno de aquellos seres, con un hierro rozo la ventana donde miraban los hermanos, y las verjas sonaron como campanas llorosas, dentro de la casa, las esquilas que el abuelo tenía para los animales, empezaron a sonar con una parsimonia difícil de entender, la chimenea que tenían para hacer fuego, empezó a chirriar, como si estuviera llena de leña verde, y el humo se esparramo por toda la casa. Los dos hermanos decidieron entonces marcharse, eran las tres de la madrugada, se subieron al coche, e intentaron arrancar, pero la batería se negaba, y era imposible poner en marcha aquel vehículo, los dos hermanos estaban dispuestos a dejar atrás tan malos recuerdos, aunque no sabían que lo peor estaba por llegar, unos vecinos pedían auxilio, comentando que su hijo de once años no le veían desde aquella tarde que estuvieron en el campo santo, un grupo de gente del pueblo se dirigió al lugar, y ante el miedo que aquello daba, algunos vecinos no se atrevieron a pasar, los dos hermanos entraron, y cuando revisaban el campo santo, unas voces de ultratumba se escucharon, eran gritos de dolor y desesperación, alguno de los vecinos llevaba linterna, y su reflejo sobre los mármoles de las tumbas, hacían el espectáculo mucho más tétrico, por fin dieron con el joven, que se encontraba caído sobre la tumba donde descansaba su madre, las lagrimas corrían por todas las mejillas de los presentes, levantaron al joven y todo la gente trataba de salir del campo santo, pero los dos hermanos, se dirigieron a la tumba de los abuelos, y entonces se escucho la voz del abuelo, que les pedía silencio como cuando eran pequeños y daban mucha murga en su casa. Intentaron salir de allí cuando antes, pero el hermano pequeño, se quedo enganchado en una cadena de la tumba de al lado, y no podía seguir al hermano que se marchaba corriendo, al verse atado, gritaba con toda la fuerza, mientras el hermano mayor intentaba alcanzar el camino que conducía al pueblo, al darse cuenta que no le seguía su hermano, pidió ayuda, pero nadie le escuchaba, y de nuevo intento volver al cementerio, entonces escucho los gritos de ansiedad y terror, que estaba viviendo su hermano en aquel momento, y que solo el hermano mayor escuchaba, entro con mucho miedo, pero la voz de la sangre, le obligaba a seguir hacia adelante, encontrando al hermano pequeño, rodeado de cadenas de las que se adornan algunas sepulturas, fue una fatalidad de la noche de ánimas. Que solo al llegar la madrugada pudieron salir de tan enojosa situación, aunque pensando que todo era obra de sus abuelos, que les querían enseñar a saber como son los silencios en tan triste noche, que parecían imposibles, en aquel lugar, las manos de los dos hermanos tiritaban no se si de miedo, o de coraje, pero al amanecer, buscaron un taxi que les condujera a la ciudad donde vivían sus padres, para contarles lo terrible de aquella noche de ánimas, explicándoles los malos ratos pasados, que tan solo los dos hermanos habían sufrido en aquel cementerio, aquel lugar quedo tranquilo, el joven que había perdido a su madre, se recupero, y los vecinos de dicho lugar callaban, sus misterios de la vida, con esa procesión de los muertos vivientes, G X Cantalapiedra, 2-11-2015