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SAN ANDRES DE TEIXIDO: EN LAS HORAS TENEBROSAS DE LAS MEIGAS DE GALICIA...

EN LAS HORAS TENEBROSAS DE LAS MEIGAS DE GALICIA
En aquel mes de diciembre, del año 2015, en la madrugada del día 21, en la Costa del mar Cantábrico, parece ser que alguna meiga, hizo su aparición nocturna. Eran las dos de la madrugada, de aquella noche de niebla y frío. En varios pisos de aquella urbanización, sonaron los porteros automáticos, aunque la mayoría ni respondió, ya que eran horas de descanso y tranquilidad. Más casi de frente, donde pasaba la carretera de la costa, en un chalet, del interior, el drama fue mucho mayor. Sonó el timbre de su puerta, y el matrimonio ya jubilado se despertó, y sin dudarlo dos veces se acercaron al mirador de la puerta del chalet, apenas se podía divisar nada, la niebla y el frío le hacían al hombre temblar, pero el miedo en su cuerpo apareció, al sentir sobre su puerta unos arañazos terribles, que le dieron en pensar que se trataba de un lobo feroz. El hombre sin pensarlo dos veces, se acerco hasta la cocina, donde agarro un cuchillo de grandes proporciones, para poder defenderse de cualquier animal, más al acercarse a la puerta una voz se escucho, que clamaba contra su dueño, insultándole, y llamándole de todo lo peor. Él hombre sintió necesidad de contestar, pero su esposa le mando callar, al entender que dicha persona pudiera estar loca. De pronto la luz eléctrica se apago, y los alaridos producidos por el ser de fuera del chalet aumentaban, palabras cómo eres un violador, una mala persona, una verdadera arpía. La esposa temblaba de miedo, se marchó hasta la cocina, donde pudo coger una vela antigua y con un mechero, inicio de nuevo la claridad dentro del chalet, aunque con sombras por todas las partes, las paredes del pasillo y la entrada, reflejaban sombras de meigas, de las que dicen en Galicia, que no creen en ellas, pero que existir existen, en aquel momento el matrimonio estaba a punto de darles cualquier cosa, incluso un infarto, y mucho más al mirar por una de sus ventanas enrejadas, y ver a una sombra tenebrosa, los arañazos sobre la puerta eran cada vez más fuertes, y el nombre del dueño del chalet, se escucho pronunciarle, con algunas palabras gruesas. La esposa temblando le comento. ¿Tuviste algo que ver con esta maldita mujer bruja?. A lo que el hombre contesto tiritando, por el frío que hacia dentro del habitáculo del chalet, “Que no recordaba nada, ni era consciente de ningún pecado mayor”. Sin a ver pasado ni un minuto, un cuadro de la entrada se vino al suelo, rompiéndose el cristal en mil trozos, a lo que la esposa le comento, quizá me mentiste, y la meiga con sus gritos y vibraciones, ha provocado este momento de desastre. En aquel mismo momento la luz eléctrica se dejo ver, más con ciertos apagones y encendidos, que le daban a la noche hacerla mucho más tenebrosa. Durante un rato intentaron por teléfono, comunicarse con la policía, pero la cobertura era negativa, mientras los arañazos y los gritos seguían siendo continuos, y los vecinos se encontraban a más de doscientos metros de distancia, estaban solos ante aquel atropello de la meiga, las luces de la carretera de la costa, ninguna lucia, y lo mismo pasaba con el resto de chalet, que tenían a la vista. De pronto un cristal del piso de arriba sonó ha roto, se ve que una piedra lanzada por la meiga, desde su lugar de afuera, había hecho impacto. Ninguna de las dos personas del matrimonio, se querían apartar, para subir a la planta de arriba, para ver los desperfectos, solo el marido con aquel terrible cuchillo, estaba esperando abrir la puerta, y liarse a cuchilladas, aunque el miedo a lo desconocido, le hacían temblar. La niebla ocultaba en la distancia, a los demás vecinos de aquel barrió, que empezaba a ser ocupado, en su mayoría por gentes de fuera de Galicia, y que todo les parecía nuevo. Después de una hora y media, los ruidos desaparecieron, y los dos ocupantes del chalet, se volvieron a ir a su cama, entre repulsas y preguntas que jamás se habrían hecho, sin abrir la puerta de su vivienda, ni poder avisar a la policía, por falta de cobertura, tan solo el miedo les mantuvo toda la noche en vela, sin entender aquel viaje de culpabilidad, para aquel hombre que hasta ese día, era todo formalidad y dignidad, y que su esposa empezó a dudar de sus palabras. G X Cantalapiedra.