Un pequeño callejón bordeando la
Catedral nos lleva a la
Plaza de la Azabachería, antigua Rúa Francígena, donde se encontraba el gran
hospital y
albergue de peregrinos fundado por Diego Xelmírez, que precedió al construido posteriormente bajo el patrocinio de los Reyes Católicos. Su nombre se debe a que era allí donde comenzaron y se desarrollaron los poderosos talleres de los azabacheros, que desde el s. XII producían miles de piezas para los peregrinos llevaban consigo a su vuelta, como figuras de Santiago, conchas o figas. En la plaza se enfrentan y parecen mantener un pulso los dos grandes poderes religiosos de la ciudad: la Catedral y
San Martiño Pinario. Aquí estaban, según el Códice Calixtino, la
Puerta y
Fuente del Paraíso.