En la
Plaza de la Inmaculada se levanta este
monasterio, fundado por un grupo de benedictinos que poco después del descubrimiento de los restos del Apóstol se establecieron en el lugar llamado Pignario, próximo a la
capilla de la Corticela (hoy integrada dentro de la
Catedral), donde celebraban sus oficios. El mayor desarrollo comienza cuando en 1494 pasa a depender de la congregación benedictina de
Valladolid. A partir de aquí alcanzarán la riqueza que les va a permitir sufragar las imponentes obras de la
iglesia, que constituye, junto a la Catedral, el más valioso conjunto del barroco gallego. Durante 1991, tras ser acondicionadas las dependencias monásticas y limpiados y restaurados los valiosos
retablos, acogió la
exposición antológica del
arte gallego '
Galicia no tempo'. En el año 2000, en el que Santiago celebró la capitalidad cultural, acogió la exposición 'As Faces de Deus'.