Las primeras referencias que se hacen a estas tierras, están documentadas en Plinio y Ptolomeo. Este último señala que el
pueblo de los Seburros era uno de los que formaban el conventus lucense, situado tradicionalmente entre
Baralla y Láncara. La adopción del modelo de civilización
romano por parte de la población autóctona, debió de ser importante en estas tierras, pues aquí se situaba la
estación Timalino, dentro de lo que era una de las más importantes
vías que usaban los
romanos en la Península.
En su origen fue un poblado celta, se romanizó completamente con la fundación de la ciudad de
Lugo. En la Edad Media los señores de Espiña y demás hidalgos evitaron la penetración en los
valles de las razzias de los moros al mando de Almanzor.
En época napoleónica fueron escenario estas tierras de distintas batallas contra las tropas francesas.