Las primeras referencias que se hacen a estas tierras, están documentadas en Plinio y Ptolomeo. Este último señala que el
pueblo de los Seburros era uno de los que formaban el conventus lucense, situado tradicionalmente entre
Baralla y Láncara. La adopción del modelo de civilización
romano por parte de la población autóctona, debió de ser importante en estas tierras, pues aquí se situaba la
estación Timalino, dentro de lo que era una de las más importantes
vías que usaban los
romanos en la Península.
En su origen fue un poblado celta, se romanizó completamente con la fundación de la ciudad de
Lugo. En la Edad Media los señores de Espiña y demás hidalgos evitaron la penetración en los
valles de las razzias de los moros al mando de Almanzor.
En época napoleónica fueron escenario estas tierras de distintas batallas contra las tropas francesas.
Definido por un conjunto de alineaciones montañosas que pueden alcanzar altitudes máximas de 943 metros. Su extensión es de 141 metros cuadrados. A orilla del río Neira, limita con las poblaciones de Becerreá al Este y Sobrado al Oeste. Bello paisaje, el pueblo esta situado en un valle, Valle del Neira. Es un sitio ideal para descansar, tranquilo sin muchas pretensiones.
Iglesias de San Martiño de Berselos, Santiago de Covas o San Miguel en Neira de Rei.
Muy bien comunicado por carretera, el concello de Baralla ofrece una amplia oferta de posibilidades, en torno a su paisaje, sus gentes, su gastronomía y sus fiestas. Además del senderismo, en Baralla se pueden practicar actividades como la caza, en el coto de Neira Xusá y la pesca en el río Neira. Los derivados del cerdo, los quesos de elaboración artesanal, las castañas, la miel, las filloas y las piezas de caza (conejo y perdiz), fundamentan la rica y variada gastronomía de la zona.