La existencia de restos de cultura castreña, junto con las dos mámoas de
San Miguel de
Reinante, revelan que estas tierras ya se encontraban habitadas por el hombre en la época megalítica. Plinio también se refirió a sus habitantes como "cibarcos", y que ocupaban las tierras comprendidas entre la desembocadura del Masma hasta el Eo, en Ribadeo.
Durante los siglos XVIII y XIX, la
historia de este municipio estuvo vinculada a la emigración, sobre todo a
Cuba,
Argentina y Méjico. Muchos de estos emigrantes contribuyeron de forma significativa a su desarrollo cultural y urbanístico.