El inexorable paso del tiempo ha dejado su impronta en estas tierras a tenor de los castros existentes y de los restos de la cultura
romana que aún se mantienen. La antigua jurisdicción de
A Pobra do Brollón comprendía los cotos de Cereixa, Froxende, Parada dos
Montes, Pol de Lemos, Valverde, A Raíña, Salcedo y Vales, además de las tierras pertenecientes al coto del
monasterio de
San Vicente do
Pino en Monforte. La actual capital municipal disfrutó de fueros particulares, otorgados por los reyes Sancho el Bravo y Fernando el Emperador. También, al igual que gran parte de la zona A Pobra de Brollón estuvo bajo la jurisdicción de la
casa de Lemos, frente a la cual los vecinos protagonizaron una revuelta: la de los Guímaros, al negarse a pagar un tributo. Cuenta Amor Meilán que, el Conde al tener conocimiento de tal actitud intentó someterlos con las armas y, los campesinos no tardaron en ser sometidos al yugo económico del conde de Lemos, aunque nuevamente volvieron a reunirse bajo el pino y acordaron mantenerse en su decisión de no satisfacer el tributo, a no ser que les fuera recogido en sus
casas sin necesidad de abrir la
puerta, tan sólo echando la moneda por debajo de la puerta. Desde entonces a las gentes del condado de Lemos se les conoce como guímaros, es decir, rudos, valientes y desconfiados. Durante mucho tiempo, y para conmemorar estos episodios, los vecinos de A Pobra se reunían la madrugada de todos los domingos en las inmediaciones donde tuviera lugar el levantamiento de finales del siglo XIV o principios del XV, con el fin de tomar acuerdos que afectasen a los intereses del municipio. Finalmente mencionar que, durante la última guerra carlistas hubo en estas tierras varios incidentes.
Vestigios arqueológicos: Castro de Montecelo (Fornelas).