Aplicaciones mágicas: El tejo era un árbol sagrado de los antiguos celtas. Llamado Ioho, se asociaba a las letras "i", "j" e "y" del antiguo alfabeto druídico Ogham y, dentro del calendario del mismo nombre, correspondía a los últimos días de octubre, hasta la víspera del 1 de noviembre, la noche de difuntos, llamada actualmente "Halloween" en el mundo anglosajón (contracción de "All-Hallow-Een", noche de todo lo sagrado) o "Samhain" para los antiguos celtas, para los que era el equivalente a nuestra "noche de fin de año", y en la que se decía que el velo entre el mundo de los vivos y los muertos se volvía particularmente fino. Esa fecha, actualmente sigue siendo sagrada en algunas culturas y credos (por ejemplo, para los católicos, el 1 de noviembre es el "Día de todos los santos", en que se recuerda a los difuntos). Se asociaba al culto a los muertos, seguramente por su dicotomía de alimento/veneno, y por ello se plantaba tradicionalmente en los cementerios. En muchos pueblos del norte de España (particularmente, en Asturias), persiste la costumbre de plantar tejos junto a las iglesias. Algunos de esos tejos tienen cientos de años y son sustituidos por sus propios retoños, cuando mueren de viejos o por accidentes naturales.
Como curiosidad, la expresión "tirar los tejos" (hacer insinuaciones amorosas a una persona), procede de la antigua costumbre de algunos pueblos en que las mozas arrojaban semillas de tejo sobre los chicos casaderos, para buscar marido.
Como curiosidad, la expresión "tirar los tejos" (hacer insinuaciones amorosas a una persona), procede de la antigua costumbre de algunos pueblos en que las mozas arrojaban semillas de tejo sobre los chicos casaderos, para buscar marido.