Museo
Colegio del Cardenal
Entre los escasos cuadros de devoción realizados por El Greco a su llegada a
Toledo conviene destacar este
san Lorenzo, propiedad de don Rodrigo de Castro, inquisidor de Toledo en 1559, obispo de
Zamora y
Cuenca y arzobispo de
Sevilla. El
santo se presenta en primer plano, vistiendo una espectacular casulla bordada con brocados y portando en su mano derecha la parrilla, que es su atributo. Dirige su mirada hacia la
Virgen con el Niño que se sitúan sobre una nube envueltos en un haz de luz. El fondo ante el que se recorta la figura está formado con nubarrones de diversas tonalidades que empujan al santo hacia adelante. La figura es amplia, recordando a Miguel Ángel en su estructura anatómica, inscrita en un triángulo típicamente renacentista, pero se alarga quizá en exceso, quedando pequeña la cabeza. El estilo veneciano se respira por todo el cuadro, empleando Doménikos una pincelada rápida y vigorosa que manifiesta todos los detalles, resultando un lienzo de admirable belleza y máxima espiritualidad, reflejada ésta en los ojos de san Lorenzo.