Castro Suegos.- Aunque está en
ruinas, sigue pregonando desde su posición estratégica la huella de nuestros antepasados. Todavía se denomina Castro y quedan en la zona los topónimos de Castro y Trascastro. Está situado a 60 m. de altura al final de la
parroquia de Suegos, confinando con la
playa de Pereyra, la punta de Trascastro y el Porto de la Alegría. Quedan restos del mismo y puede observarse el foso que lo circunda, así como la gran cantidad de
piedra procedente del muro exterior.
Iglesia parroquial de
Santa María de Cabanas.- Es una de las tres
iglesias que edificó Fernán Pérez de Andrade en esta comarca. De la obra ojival del s. XV, queda la nave con sus muros timbrados por los
blasones de la
casa Andrade, que figuran igualmente sostenidos por dos pajes sobre el tímpano de la
portada principal. El jabalí de tamaño natural, se reitera en un ángulo del
alero del
pórtico. Fue mandada construir por el prelado mindoniense Francisco en 1392.
El resto de la obra es del siglo XVIII.
Iglesia parroquial de
San Miguel de Negradas.- Iglesia de estilo
románico del siglo XII y XIII cuyo
altar principal consta de tres cuerpos: El central presenta unos altorrelieves del patrono San Miguel; a ambos lados se pueden ver medallones ovalados, óleo sobre tabla con San Pedro (calvo y con barba blanca y con las llaves) y otro de San Pablo con el libro y la espada. Las pinturas son obra de Juan de Castinande (1853), están muy bien conservadas en una iglesia con planta de
cruz latina que conserva un antiguo
claustro o
retablo en uno de los brazos procedente del
monasterio de "Freiras" de San Paio, desaparecido en el siglo XV. En esta iglesia se encuentran las imágenes de San Pedro, San Rosendo, la
Virgen del Rosario, San Antonio, San Roque, San Pedro, San José, el Corazón de Jesús y dos imágenes del patrón San Miguel.
Iglesia parroquial de San Pablo de
Riobarba.- Se dice que fue mandada construir por Fernán Pérez de Andrade a finales del s. XIV. Tiene nave rectangular con techumbre de madera a dos vertientes y profusión de
canecillos lisos en el tejaroz. En el frontis, la
puerta principal con dos arquivoltas de baquetillas, ornamentadas de aletones en la parte interior y de cabezas de clavo exteriormente.
En el tímpano, de directriz apuntada, aparece el escudete de los Andrade, en cuya bordura va la leyenda consabida, en letra
gótica, y a los lados un jabalí y un lebrel en actitud de persecución. Dibujos geométricos decoran las mochetas. Sobre altos retallos, un par de
columnas acodilladas por cada lado en
capiteles de hojas y animales fantásticos en actitudes retorcidas.