La fundación del
monasterio fue entorno al año 1120, con vocación de acoger peregrinos del
Camino de Santiago.
En 1116 Doña Urraca, reina de
León y Castilla, había mandado derribar el
puente de Portomarín, como represalia al arzobispo Xelmírez para debilitarle, evitando el cobro de los ingresos que suponían los peregrinos del camino francés a Compostela y los derechos de pontazgo. Entonces, los monjes benedictinos se instalaron en un remanso del
río y lugar más fácil para atravesar el río Miño, facilitando el paso con
barcas.
Cuando se volvió a reconstruir el puente de Portomarín,
San Facundo se convirtió en el
refugio de aquellos viajeros que no podían pagar el pontazgo y que pernoctaban en la
Iglesia.
De estilo cisterciense, transición
románico-
gótico, sus orígenes son benedictinos.
Es un templo simple, sin
esculturas monumentales ni grandes sillerías.
En 1620 pasó a ser priorato del monasterio cisterciense de
Santa María de Montderramo.
El monasterio fue cerrado en 1820 y definitivamente exclaustrado en 1835
La Iglesia es de planta de una nave con
ábside semicircular y cubierta de madera y pizarra a dos
aguas.
Presenta dos
puertas de acceso. Una a los pies, con acceso directo desde el exterior y otra en el lado sur, que seguramente debía ser de acceso directo desde el recinto monacal.
Presenta una
puerta con una curiosa dintel semicircular muy rústico y una pequeña
ventana circular. La parte superior termina con una
espadaña para dos pequeñas
campanas, obra que debió construirse en edad moderna
La
portada lateral del lado sur presenta una dovela de medio punto sobre
columnas con rústicos
capiteles.
La
bóveda del ábside de la iglesia de San Facundo de Ribas do Miño es considerada la primera manifestación del estilo gótico en la Península Ibérica. Está constituida por seis robustos
arcos de
piedra, que convergen en una clave colocada a sólo 5,30 m de altura.
Posee pinturas murales que se reparten por los muros de la Iglesia, de estilo gótico hispano-flamenco realizadas sobre 1474.