Con apenas 8 años, en marzo de 1960, desde la capital de
Lugo me trasladan junto con otros 8 niños, al mal llamado hospicio del Hogar-
Escuela de Castro Riberas de Lea (los más mayores solían llamarle Hogar-Cárcel) donde permanecí hasta enero de 1967. Lo que he sufrido en este centro nadie que no estuviera en él ni se lo puede imaginar y escribo en nombre propio: en vez de estudiar nos obligaban a trabajar en la tierra de sol a sol; nuestras vestimentas eran verdaderos harapos; nos obligaban a fregar
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