La villa de
Samos se asienta a la
sombra del
monasterio de
San Xulián, uno de los más grandes e importantes de los de
Camino de Santiago en
Galicia, que fue fundado en el siglo VI y retomado por los benedictinos en 1880. La
historia del municipio está íntimamente ligada a la de su monasterio, ya que la apacibilidad de sus tierras es lugar ideal para la oración y el retiro. Sus orígenes se remontan a época visigoda, como lo confirma la inscripción descubierta en 1753, según la cual, Ermefredo, obispo de
Lugo, describe la restauración por él realizada en el viejo cenobio. A lo largo de la historia, el monasterio vivió momentos álgidos, seguidos de otros de decadencia, pero siempre vinculado al Camino de Santiago. En 1951, el fuego destruyó una buena parte de la edificación, aunque posteriormente fue restaurado y todavía hoy mantiene su actividad monacal.
Contrastando con las grandes dimensiones del monasterio, se encuentra muy próxima la
capilla del
Ciprés, el recuerdo más antiguo del cenobio. Se trata de una pequeña construcción prerrománica catalogada como mozárabe de finales del siglo IX principios del X y que se encuentra acompañada por un ciprés de enormes dimensiones. Además de estos dos
monumentos en el centro del
pueblo podemos encontrar otros como: el palco municipal, la
torre del
reloj, la
fuente pública,...