Quiero a Samos. Yo era uno de los "pipiolos" que presenciaron en agosto de 1951 el incendio del Monasterio. Sobrecogedor ver desplomarse las techumbres de los claustros. Me comentan que existe un rumor de que el incendio fue intencionado. Nada más lejos de la verdad. Estaba el Padre Benito con nuestros compañeros Recaredo y Daniel trajando en la licorería del licor PAX cuando se produjo el accidente de la explosión de ub bidón vacíoa de alcohol. La improdencia les jugó una mala pasada y los gases residulaes produjo la catástrofe.