El nombre de esta pequeña aldea procede de la gran cantidad de abedules que saludaban a los romeros en su descenso hacia Triacastela, localidad que ya se empieza a divisar desde este núcleo.
Esta curiosa ermita bajo la advocación de San Pedro es considerada por algunos autores como la más pequeña del Camino Francés.
Fue construida en esquisto, con nave única y cubrición a dos aguas en artesonado de madera, posee un amplio atrio con tres originales arcos de acceso.