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ESTE AÑO A FINALES DE AGOSTO
Este año a finales de agosto visite, San Andrés de Teixido, ya conocía ese lugar misterioso de los acantilados del Cantábrico, y vi por primera vez en mi vida, ya que yo nací en la Castilla Sedienta, como diría Don Antonio Machado. Como se forman las nubes a las horas de medio día, Desde la altura de los miradores que hay en su entorno, una barrera inmensa de oscuridad, donde no ves el horizonte más allá, Era un montón de nubes que salían del Mar Cantábrico, formando una barrera que te llamaba la atención, parecía como si allí terminara el mar, La vista y la mente no se ponían de acuerdo, Más sientes miedo ante lo desconocido, y pronto salimos de allí camino de Ortigueira, donde parecía que las nubes nos perseguían, Terminando en la Playa de Ábrelo, cerca de Viveiro, esa noche estando en el Chiringuito de Ábrelo cenando, empezó a llover, más ese lugar es un sitio muy bien montado para aguantar la lluvia de Galicia, Ese día era sábado, más al día siguiente domingo, volvimos hasta ese lugar precioso, para comer, ya que pedimos reserva, si no hubiera sido difícil el poder comer en dicho Chiringuito, Con muy buena cocina y muy buenos mariscos, y unos camareros que conocen bien su oficio, Ese domingo de fiesta en Viveiro, la playa estaba vacía, solamente los despistados la visitamos, es un lugar fabuloso, hasta el Podenco, Triki, pudo correr él solo sobre su fina arena, eso si de vez en cuando seguía lloviendo sin ser nada fuerte esa lluvia fina de Galicia que te cala, pero que no se lleva puentes ni deja que se sequen las fuentes. Eso si fue un viaje de aprender sobre el terreno de la costa norte gallega, como se forman las borrascas. Que luego nos dejaran su lluvia, preciosa lección de Naturaleza viva. G X Cantalapiedra.
Este año a finales de agosto visite, San Andrés de Teixido, ya conocía ese lugar misterioso de los acantilados del Cantábrico, y vi por primera vez en mi vida, ya que yo nací en la Castilla Sedienta, como diría Don Antonio Machado. Como se forman las nubes a las horas de medio día, Desde la altura de los miradores que hay en su entorno, una barrera inmensa de oscuridad, donde no ves el horizonte más allá, Era un montón de nubes que salían del Mar Cantábrico, formando una barrera que te llamaba la atención, parecía como si allí terminara el mar, La vista y la mente no se ponían de acuerdo, Más sientes miedo ante lo desconocido, y pronto salimos de allí camino de Ortigueira, donde parecía que las nubes nos perseguían, Terminando en la Playa de Ábrelo, cerca de Viveiro, esa noche estando en el Chiringuito de Ábrelo cenando, empezó a llover, más ese lugar es un sitio muy bien montado para aguantar la lluvia de Galicia, Ese día era sábado, más al día siguiente domingo, volvimos hasta ese lugar precioso, para comer, ya que pedimos reserva, si no hubiera sido difícil el poder comer en dicho Chiringuito, Con muy buena cocina y muy buenos mariscos, y unos camareros que conocen bien su oficio, Ese domingo de fiesta en Viveiro, la playa estaba vacía, solamente los despistados la visitamos, es un lugar fabuloso, hasta el Podenco, Triki, pudo correr él solo sobre su fina arena, eso si de vez en cuando seguía lloviendo sin ser nada fuerte esa lluvia fina de Galicia que te cala, pero que no se lleva puentes ni deja que se sequen las fuentes. Eso si fue un viaje de aprender sobre el terreno de la costa norte gallega, como se forman las borrascas. Que luego nos dejaran su lluvia, preciosa lección de Naturaleza viva. G X Cantalapiedra.