A GUDIÑA: Me acuerdo que "o Carula" le llamaba a aquella bodega...

... fue Joaquín el hijo del Sr. Aniceto llamado a filas?.

Pues lo llamaron, fue a La Coruña a tallarse o pasar reconocimiento; No lo pasó, por su forma peculiar, pero cuando regresó, venía gritando:
- ¡Eu vin muuuundo, eu vin muuuundo!.
- Pero que viche, conta conta.
- Vin casas encima de outras e muy aaaaltas. E moita auuugua. E unhas cousiñas que iban por encima e votaban fuuumo.

Imaginaros para los oyentes que el referente mas alto era el campanario y cuado mas agua se veía era en la Veiga cuando cubría el Plantío.

Un recuerdo para él y su familia, que tanto nos apreciábamos, ya que éramos vecinos.

Para ser exactos creo recordar que Joaquín era hijo de la tía Avelina, hermana del tío Aniceto, por lo tanto no era hijo de este sino su sobrino (pero ahi está KDT que nos lo puede confirmar). Efectivamente era un personaje peculiar, que chispas agarraba, el pobre hombre tuvo una vida bastante desgraciada, llena de privaciones, como dice "Inda cho sei" en otro foro, aquella si que era crisis, pues la mayoría vivíamos en una economía de pura subsistencia, pero para algunos como el pobre Joaquín incluso la subsistencia era difícil de alcanzar.

Tienes toda la razón del mundo. Quise puntualizar que era hermano de Aurora y se me pasó, al igual que eran hermanos.

La supervivencia era general. Pobre Aurora, la tarde que estaba en el Bar de Dieguez, sentada pegada a la pared, junto con otras rapazas del pueblo, esperando que algún mozo las sacase a bailar.
Fué la Sra. Avelina a recogerla, y al decirle que iría mas tarde, le dijo:
-Deixoche unha tableta de chocolate no ventanuco pra que cenes cando vayas.
Pero una rapaza también se enteró del detalle.

Vivían en una casa, (hoy lo llamaríamos LOFT) Aniceto, Avelina y Joaquín. Aurora dormía en un anexo pequeñito, que tenía una puerta a la calle, y un ventanuco al patio de entrada de la casa donde reunía las cabras.

La rapaza en cuestión salió zumbando, se acercó al ventanuco y..., se hizo con la mitad de la tableta de chocolate, envlvió la otra mitad, la dejó en el mismo sitio, y la mitad la zampó.

Al día siguiente, Aurora le porfiaba a su madre, que solo le había dejado media pastilla. Primero se echaron la culpa entre sí. Después a un gato, pero claro, el gato no hubiese dejado la mitad y envuelta.

Al final, FUERON LAS MEIGAS.

La rapaza todavía se acuerda. Pero lo tuvo bien callado. Y yo lo saco aquí, porque sé que no se va a enterar. Y si eso pasa me lo perdona.

Un abrazo para ella, y un saludo para todos

Me acuerdo que "o Carula" le llamaba a aquella bodega donde dormía la hermana, "A Galera".
La semana próxima paso por Madrid, si tienes tiempo y quieres podemos quedar y tomarnos unas cañas. Un abrazo