Pues el dueño casi siempre está por allí. También su hijo. había tenido algún problemilla de salud, pero creo que lo superó.
Claro que hace al menos 6 años que ya no vamos a celebrar los campeonatos, en la ENM, y los campos de tiro de Figueirido y Ponte Bora. La mayoría nos alojábamos allí.
Solíamos juntarnos en el sótano o en la segunda planta del restaurante que montó después de restaurar la casa de al lado, para cenar y repartir los trofeos del campeonato.
A mi me conoce como el de a Gudiña, y tenía relación con los del Hostal Relojero.
El pulpo y la empanada de vieiras, son una maravilla.
Mi padre falleció con 96, cuando yo tenía 60. No así mi madre que se fué mucho antes.
Donde mas perdices había, era en Buelle y Val dos Miotos, donde he encontrado nidos de dos perdices juntas, con 24 huevos en nuestro prado. Claro que allí solo íbamos nosotros y Dieguez, únicos dueños de los dos prados de mis abuelos maternos.
Lo primero que hacía, durante mas de 20 años, cuando llegaba a Pontevedra, era siempre lo mismo. Visita obligada a la Iglesia Peregrina; Y a continuación nos tomábamos una taza de vino del país.
Un abrazo.
Claro que hace al menos 6 años que ya no vamos a celebrar los campeonatos, en la ENM, y los campos de tiro de Figueirido y Ponte Bora. La mayoría nos alojábamos allí.
Solíamos juntarnos en el sótano o en la segunda planta del restaurante que montó después de restaurar la casa de al lado, para cenar y repartir los trofeos del campeonato.
A mi me conoce como el de a Gudiña, y tenía relación con los del Hostal Relojero.
El pulpo y la empanada de vieiras, son una maravilla.
Mi padre falleció con 96, cuando yo tenía 60. No así mi madre que se fué mucho antes.
Donde mas perdices había, era en Buelle y Val dos Miotos, donde he encontrado nidos de dos perdices juntas, con 24 huevos en nuestro prado. Claro que allí solo íbamos nosotros y Dieguez, únicos dueños de los dos prados de mis abuelos maternos.
Lo primero que hacía, durante mas de 20 años, cuando llegaba a Pontevedra, era siempre lo mismo. Visita obligada a la Iglesia Peregrina; Y a continuación nos tomábamos una taza de vino del país.
Un abrazo.