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A POBRA DE TRIVES: La GESTA DE LOS TRIVESES CONTRA EL INVASOR FRANCES...

La GESTA DE LOS TRIVESES CONTRA EL INVASOR FRANCES

(Cuanta y última parte)


Dice un conocido historiador que “los franceses, en su afán de destruirlo todo, no se contentaron con el simple saqueo”. Su saña se cebó en la destrucción de todo lo que encontraban. En la comarca de Trives fueron numerosos los paisanos ejecutados. Solo en Piñeiro aquellos días hubo un mínimo de diez muertos, que recibirían sepultura los días posteriores.

Allí en Piñeiro, parroquia de la que a Pobra de Trives era entonces sufragánea, cobró extraordinaria importancia el incendio de la casa rectoral. Ocurrió el 12 de junio de 1809. La casi totalidad de los archivos parroquiales fue pasto de las llamas. El fuego, que pudo ser contemplado desde varias leguas a la redonda, devoró todo lo que encontró a su paso, destruyendo con su insaciable voracidad una enorme cantidad de documentos escritos, imprescindibles para la reconstrucción de la historia de Trives.

Lo mismo sucedió con la iglesia y la rectoral de San Brégimo, próxima a San Juan de Barrio. Pocos años después, de. Patricio Prieto, abad que fue de San Brégimo, manifestará “ser cierto, público y notorio que en el mes de junio de mil ochocientos y nueve, en la retirada que el mariscal Soult hiciera por este país para Castilla, las tropas francesas habían flanqueado y destruido el archivo de la casa rectoral de dicho San Brégimo, dejándolo exhausto de papeles, hallándose algunos destrozados y dispersos por varias oficinas de la casa, por el patio, campos y calles del lugar”. Y, más adelante recalcará que “sacaron todos los papeles de su archivo..., quemando unos, rasgando otros y arrojando la mayor parte por la casa, por el patio y por las calles”. De este documento da fe de. Antonio Arias de Losada, “Escribano del ayuntamiento de la Villa y Jurisdicción de la Puebla de Trives”.

En dicho documento se especifica que varios testigos “examinados bajo juramento, con separación, unánimemente declararon ser cierto, público y notorio que en once de junio del expresado año de mil ochocientos nueve las tropas francesas de la División del General Soult, cuando se retiraban de este Reino de Galicia, invadieron este pais y permanecieron en él hasta el dieciocho del referido mes, no perdonando la vida a todas cuantas personas encontraron en los primeros días, de los que no pudieron huir a las montañas, y causando durante su existencia los mayores daños en las habitaciones e Iglesias, destrozando todos los muebles y quemando muchas casas”.

Los días 22 y 23 de junio los últimos efectivos de la retaguardia francesa abandonan Trives y Larouco. A su paso seguirán cometiendo toda clase de desmanes, robos, saqueos, incendios y asesinatos... Su presencia quedaba siempre marcada con una huella de sangre y un montón de cenizas. Por tierras de O Bolo, Viana y A Gudiña, se dirigen a Puebla de Sanabria, a donde llegarán a primeros de julio.

Ya sin la presencia francesa, se reorganiza en Trives y Valdedorras la Junta Local de Defensa y Armamento, creada en el mes de enero para combatir al invasor. Con este fin se le da un carácter de mayor oficialidad a las cinco Fieldades establecidas en el territorio. Recordemos que, al frente de la de Trives, estaba de. Joaquín R. Casanova, cuyas hazañas le habían granjeado extraordinaria fama y renombre. Sin embargo, en fechas no muy posteriores y debido tal vez a algunas envidias incomprensibles, la administración oficial tratará de ir silenciándolo y se verá injustamente relegado en las tareas de distribución de víveres a la población. En contra de su parecer, se escoge la parroquia de Sobrado de Trives como lugar idóneo para el almacenamiento de víveres. A partir de ahí, no se tienen en cuenta sus -¿”exageradas”?- exigencias ni se aceptan las demandas que él plantea en favor suyo y de sus paisanos.

De esta forma, la figura señera de de. Joaquín R. Casanova aparece envuelta en una impenetrable nebulosa. Pero la gloria de sus hazañas contra el invasor francés le otorgan una aureola que no consiguen empañar discutibles y discutidas actuaciones posteriores. ¿Será necesario aplicar aquí aquello que decía Nietzsche, que “cuanto más se eleva un hombre, más pequeño les parece a los que no saben volar”?.

Pablo Pérez Fernández.