(Tercera Parte)
En Galicia la Guerra de la Independencia duró solamente seis meses y no completos: desde principios de enero hasta finales de junio 1809. En esta lucha hay que destacar, por encima de todo, la decisiva actuación del pueblo, del campesinado especialmente. A este respecto, dice el eminente catedrático Ramón Villares Paz: “Esa loita contra o francés foi esencialmente popular... Os fidalgos e mais o clero hexemonizaron a todo un campesinado que loitou abertamente contra os invasores... A guerra contra dos franceses tivo aspectos de loita de liberación nacional do territorio invadido, pero tamén foi aproveitada para comezar un proceso político revolucionario...”.
A principios de junio de ese año y ante la imposibilidad que los franceses tienen de dominar Galicia, los mariscales Ney y Soult deciden retirarse hacia Zamora y León. Con esa intención Soult se mueve hasta Monforte. Pero allí se ve obligado a detenerse varios días. No puede cruzar el río Sil porque desde Torbeo a San Esteban no hay ni vados ni barcos: han sido destruidos por las gentes del Marqués de la Romana.
Ney, en un primer momento, quiere proseguir la lucha y pretende llegar a Vigo para después introducirse en Portugal. Pero no consigue sus objetivos. Entre los días 7 y 8 de ese mes de junio sufre un descomunal y aparatoso descalabro en Pontesampaio. Decide, entonces, retirarse también a Castilla. Con ese objetivo regresa a Lugo. Desde allí por Piedrafita se dirige a Astorga. Dejando tras de sí por el camino un trágico rastro de ruina y desolación, llegará a la ciudad de Astorga el día 30 de ese mes de junio.
Ante la retirada de Ney, Soult reinicia también el regreso pero variando un poco el rumbo. Sale de Monforte el día 9 y por tierras de Quiroga se encamina hacia Montefurado con intención de cruzar el Sil por la montaña horadada por los romanos. Por Seadur, Viana y A Gudiña pretende llegar a Sanabria.
Precisamente en aquellos días inmediatamente posteriores al 9 de junio se van a producir las últimas grandes gestas de los guerrilleros de estas tierras del sudeste gallego. Primero en el Lor, después en Montefurado y finalmente en Puente Bibei, las tropas francesas serán duramente atacadas por los campesinos de Quiroga, Caldelas y Trives.
Después de haber sufrido numerosas bajas, Soult logra llegar a Seadur y Larouco, donde acampa durante diez largos días. Desde allí somete a las poblaciones de Quiroga y Trives a terribles represalias, ejecutadas principalmente por Loissón y Delaborde. Sus tropas, que se desplazan hasta Trives, se dedican a hacer sangrientas correrías. Asesinan a todos los paisanos que encuentran y que no han logrado huir a los montes. Destruyen e incendian viviendas particulares, casas parroquiales e iglesias. Un testigo de la época, de. Pedro Arias y Vázquez, abad de san Martín de Peites, dejó escrito que “ mataron, incendiaron, robaron, lasciviaron y prauticaron las auciones más horrorosas que se pueden imaginar, muy propias de hombres sin religión, sin moral y sin humanidad”.
(Continuará).
En Galicia la Guerra de la Independencia duró solamente seis meses y no completos: desde principios de enero hasta finales de junio 1809. En esta lucha hay que destacar, por encima de todo, la decisiva actuación del pueblo, del campesinado especialmente. A este respecto, dice el eminente catedrático Ramón Villares Paz: “Esa loita contra o francés foi esencialmente popular... Os fidalgos e mais o clero hexemonizaron a todo un campesinado que loitou abertamente contra os invasores... A guerra contra dos franceses tivo aspectos de loita de liberación nacional do territorio invadido, pero tamén foi aproveitada para comezar un proceso político revolucionario...”.
A principios de junio de ese año y ante la imposibilidad que los franceses tienen de dominar Galicia, los mariscales Ney y Soult deciden retirarse hacia Zamora y León. Con esa intención Soult se mueve hasta Monforte. Pero allí se ve obligado a detenerse varios días. No puede cruzar el río Sil porque desde Torbeo a San Esteban no hay ni vados ni barcos: han sido destruidos por las gentes del Marqués de la Romana.
Ney, en un primer momento, quiere proseguir la lucha y pretende llegar a Vigo para después introducirse en Portugal. Pero no consigue sus objetivos. Entre los días 7 y 8 de ese mes de junio sufre un descomunal y aparatoso descalabro en Pontesampaio. Decide, entonces, retirarse también a Castilla. Con ese objetivo regresa a Lugo. Desde allí por Piedrafita se dirige a Astorga. Dejando tras de sí por el camino un trágico rastro de ruina y desolación, llegará a la ciudad de Astorga el día 30 de ese mes de junio.
Ante la retirada de Ney, Soult reinicia también el regreso pero variando un poco el rumbo. Sale de Monforte el día 9 y por tierras de Quiroga se encamina hacia Montefurado con intención de cruzar el Sil por la montaña horadada por los romanos. Por Seadur, Viana y A Gudiña pretende llegar a Sanabria.
Precisamente en aquellos días inmediatamente posteriores al 9 de junio se van a producir las últimas grandes gestas de los guerrilleros de estas tierras del sudeste gallego. Primero en el Lor, después en Montefurado y finalmente en Puente Bibei, las tropas francesas serán duramente atacadas por los campesinos de Quiroga, Caldelas y Trives.
Después de haber sufrido numerosas bajas, Soult logra llegar a Seadur y Larouco, donde acampa durante diez largos días. Desde allí somete a las poblaciones de Quiroga y Trives a terribles represalias, ejecutadas principalmente por Loissón y Delaborde. Sus tropas, que se desplazan hasta Trives, se dedican a hacer sangrientas correrías. Asesinan a todos los paisanos que encuentran y que no han logrado huir a los montes. Destruyen e incendian viviendas particulares, casas parroquiales e iglesias. Un testigo de la época, de. Pedro Arias y Vázquez, abad de san Martín de Peites, dejó escrito que “ mataron, incendiaron, robaron, lasciviaron y prauticaron las auciones más horrorosas que se pueden imaginar, muy propias de hombres sin religión, sin moral y sin humanidad”.
(Continuará).