Villavieja tuvo su importancia, sabemos que fue considerada La
puerta de
Galicia para el peregrino, con los
puertos de
montaña, el Padornelo y La Canda, en la bajada de éste último hay un gran caserón conocido como el
Mesón de La Canda, donde a su llegada, descansaban y los antiguos arrieros abrevaban sus caballerías; Podemos decir, sin temor a dudas que fue la
columna vertebral de la parte sur de Galicia con la meseta castellana y hoy día la autovía de Las Rías Bajas, sigue casi paralela al trazado antiguo.
Tenía dos entradas o
caminos, una por la parte norte del
pueblo y la otra que bajaba por el centro del mismo, como se demuestra con su Peto de ánimas cerca de la
fuente.
Como es bien sabido, la propiedad de Villavieja era de D. Enrique II de Trastámara que se la regala a su sobrino D. Pedro Enríquez de Castro, allá por el año 1.360, éste era hijo del Conde de Lemos, amén de otras posesiones de la zona, que habían sido incautadas a los Templarios.
Tiene dos
iglesias, la parroquial de estilo barroco que es del siglo XVIII dedicada a
Santa María de La Cabeza, en la que se pueden ver algunas tallas como la de
San Antonio y San José, o también un
cristo crucificado de la misma época, con unos
retablos laterales posteriores del Sagrado Corazón y Santa Bárbara, su festividad se celebra el 8 de septiembre y la otra
Capilla o
iglesia, conocida como del Cristo de características similares a la otra, sólo que un poco más pequeña, es de extraordinaria belleza. Como era
costumbre en aquella época, en medio de la
carretera que une las dos
capillas, hay un peto de ánimas.
El pueblo vivió principalmente de la
ganadería, tanto ovino, como
bovino, aún recuerdo cuando me casé en el año 1.967 un gran rebaño de
ovejas y
cabras, con un pastor, ya que los animales eran de los habitantes del pueblo.
Como no hay industria la
juventud emigra a las grandes urbes, en busca de trabajo y lograr una prosperidad con riqueza para formar una
familia con algo de comodidades para sacar adelante sus hijos, pero la mayor desgracia, es que los que se van, no vuelven, algunos sólo hacen acto de presencia en las
fiestas del pueblo y otros ya no han vuelto. Por eso podemos decir que Villavieja es vieja en su población, ya que la edad media de sus habitantes, es superior a los 65 años, con sus viviendas unas derruidas y otras abandonadas, podemos comprobar con tristeza, que su núcleo es menos de la mitad, que hace treinta años y de seguir así, dentro de unos años, ocurrirá como otros tantos
pueblos de Galicia, que son pueblos fantasmas.
Hablemos de las comunicaciones, ya que cuando se inauguró el Ferrocarril con
Madrid, su importancia era tal que el
tren Ter y el Express se detenía y la
estación era Villavieja-La Mezquita, tenía una cantina-
bar, con mucho movimiento, pero luego fue perdiendo su importancia que se la fue cediendo a La Gudiña y ahora casi se puede decir: Que no hay estación, ya que solo se detiene el tren
correo y la estación fue abandonada.
Recientemente se han restaurado todos los
edificios de la estación con el proyecto de tren
escuela, dedicada al turismo,
albergues o algo parecido, no se precisar;
Villavieja está muy renovada, con todas sus las
calles pavimentadas y por otra parte, la mayoría de los que se han visto obligados a emigrar, dejando sus
casas abandonadas, ahora regresan en vacaciones, hacen
puentes con días festivos, han arreglado y embellecido sus casas, para disfrutar de sus cortas estancias en el pueblo, haciendo todo más confortable y acogedor. José Carlos