Queridos primos: Calmaros, hombre que no es para tanto, que la familia ya sabemos del pie que cojeáis, no tenéis ninguna necesidad de que los demás lo sepan también. No veis que con vuestero comportamiento hacía mi persona os estáis descalificando vosotros mismos, alguno dirá vaya burro las cosas que le dice a su primo, otros dirán están tan pobres de recursos, que lo primero que le viene a la cabeza es insultar, cosa, que yo os quiero comprender, pero como bien sabéis fuistes vosotros los primeros en romper el pacto, claro, después yo me arrepentí, me confese al padre José y ahí está el sesultado. No olvidéis de vuestro primo que os quiere.
Un abrazo.
Un abrazo.