¿Cuándo caduca una promesa política? ¿A los pocos meses? ¿A los pocos días? ¿Apenas unas horas más tarde? La presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, batió ayer su propio récord. A primera hora de la tarde negó que el billete sencillo de Metro fuese a subir, que “había otros caminos”. Poco después conocimos la mayor subida en las tarifas del Metro de los últimos diez años: un 11% de media. Por supuesto, también sube el billete sencillo, al que se aplica un nuevo sistema de tarifas en función del número de estaciones que se recorran, como ya os avancé hace una semana en este blog.
Entre la primera mentira y su constatación palpable, Esperanza Aguirre recurrió a la tinta del calamar, a la clásica cortina de humo: un encendido discurso contra el modelo autonómico que copó los titulares y mandó la verdadera noticia, la subida del Metro, a un segundo plano. Dentro de un mes, nadie se acordará de la propuesta de Aguirre para la reforma del Estado –una propuesta populista que obligaría a una reforma constitucional y que ni siquiera apoya su propio partido–. Cuando este debate estéril acabe, la subida del metro todavía estará allí.
Más promesas rotas. 21 de enero de 2012: Esperanza Aguirre promete que no subirá las tarifas del Metro por los recortes.
Disculpen mi obligada ausencia.
Entre la primera mentira y su constatación palpable, Esperanza Aguirre recurrió a la tinta del calamar, a la clásica cortina de humo: un encendido discurso contra el modelo autonómico que copó los titulares y mandó la verdadera noticia, la subida del Metro, a un segundo plano. Dentro de un mes, nadie se acordará de la propuesta de Aguirre para la reforma del Estado –una propuesta populista que obligaría a una reforma constitucional y que ni siquiera apoya su propio partido–. Cuando este debate estéril acabe, la subida del metro todavía estará allí.
Más promesas rotas. 21 de enero de 2012: Esperanza Aguirre promete que no subirá las tarifas del Metro por los recortes.
Disculpen mi obligada ausencia.