A VILAVELLA: Dos infamias publicadas en el BOE por orden de Mariano...

Dos infamias publicadas en el BOE por orden de Mariano Rajoy: el nombramiento como embajador en Londres de Federico Trillo y el indulto para dos de los condenados por falsear las autopsias de las víctimas del Yak-42. Así se cierra uno de los capítulos más siniestros de la era Aznar, una tragedia que no deberíamos olvidar.

Los hechos crudos: el Ministerio de Defensa –bajo las órdenes de Federico Trillo– permitió que los militares volaran en una cafetera, en una tartana subcontratada sin las mínimas condiciones de seguridad. Ese ahorro salió caro: costó la vida a 62 militares españoles. Y para rematar, el Gobierno intentó tapar el escándalo acelerando el funeral. Solo así se entiende que falsearan las autopsias, mezclaran huesos y vísceras en ataúdes al azar y repatriaran los restos a toda velocidad. Lo prioritario, parece ser, no era que cada familia pudiese llorar a su difunto, sino que aquella tragedia tuviese el menor impacto en la imagen del Gobierno. Tan criminal fue el accidente como sórdida la manera de esquivar las responsabilidades políticas.

Mariano Rajoy era vicepresidente de aquel Gobierno y ahora remata la función. El Yak-42 ha quedado definitivamente enterrado con un premio y dos perdones. El premio es una embajada en Londres. Los perdones, dos indultos, que permitirán volver a vestir el uniforme a los autores materiales de la estafa. Los familiares de las víctimas hoy se sienten engañados, despreciados, atropellados. Lo peor es que aciertan en su infinita frustración, en esa sensación de derrota que genera esta evidente impunidad. Quienes alientan estos abusos son los que después se llenan la boca de elogios para el Ejército español. Son esos patriotas de salón.