Deberíamos hacernos unas cuantas preguntas sobre el Códice. ¿Cuánto dinero ingresa la Iglesia Católica por el cepillo de la Catedral de Santiago de Compostela (cuyas sucesivas obras de restauración hemos pagado entre todos)? ¿Tanto como para que un electricista pueda robar cientos de miles de euros –en sus casas han aparecido 1,8 millones de euros y 300.000 dólares en efectivo– sin que nadie se dé cuenta de que falta? ¿Esos ingresos se declaran? Si el deán sabía del robo, ¿por qué no lo denunció? ¿Podrá recuperar la Iglesia ese dinero supuestamente robado si no justifica que lo había declarado ante Hacienda? ¿Estamos ante un caso similar al de la monja pintora?
¿Qué hace un tesoro bibliográfico de las características del Códice Calixtino en una catedral sin protección alguna ni contra los robos ni contra su deterioro? ¿No estaría mucho mejor conservado en algún museo o en la Biblioteca Nacional? ¿Es normal que el arzobispo, el presidente del Gobierno y el deán manoseen el códice sin los preceptivos guantes con los que hay que acercarse a un manuscrito del siglo XII? ¿Y que el Dean asegurase que había escrito una marca en la última página del libro (más tarde rectificó y dijo que no eran marcas sino marcapáginas)?
¿Qué hace el presidente del Gobierno apuntándose a la foto de la recuperación del Códice? Si no hubiese aparecido, ¿habría ido a Santiago a sacarse esa misma imagen y reconocer que la Policía no lo había encontrado? ¿No tiene nada mejor que hacer el presidente del Gobierno ahora que ha terminado la Eurocopa?
Y la última pregunta: alguno de los que hablan del Códice Calixtino –como Nuñez Feijóo, que ve en él “la misma fuente del europeismo“–, ¿se lo han leído?
Solo una mas, para no cansar al personal: ¿Está solo en todo esto el presunto ladrón? ¡OJO!
¿Qué hace un tesoro bibliográfico de las características del Códice Calixtino en una catedral sin protección alguna ni contra los robos ni contra su deterioro? ¿No estaría mucho mejor conservado en algún museo o en la Biblioteca Nacional? ¿Es normal que el arzobispo, el presidente del Gobierno y el deán manoseen el códice sin los preceptivos guantes con los que hay que acercarse a un manuscrito del siglo XII? ¿Y que el Dean asegurase que había escrito una marca en la última página del libro (más tarde rectificó y dijo que no eran marcas sino marcapáginas)?
¿Qué hace el presidente del Gobierno apuntándose a la foto de la recuperación del Códice? Si no hubiese aparecido, ¿habría ido a Santiago a sacarse esa misma imagen y reconocer que la Policía no lo había encontrado? ¿No tiene nada mejor que hacer el presidente del Gobierno ahora que ha terminado la Eurocopa?
Y la última pregunta: alguno de los que hablan del Códice Calixtino –como Nuñez Feijóo, que ve en él “la misma fuente del europeismo“–, ¿se lo han leído?
Solo una mas, para no cansar al personal: ¿Está solo en todo esto el presunto ladrón? ¡OJO!