Doña Jimena, no diga nada, su voz, su susurro hacen erizar mis plumas, cada amanecer cantare para usted, aunque algun vecino se entere, solo usted y yo seremos testigos de este amor emplumado. Me tomo la vida asi, porque solo hay una y en vez de estar triste prefiero reir y enamorar a una dama como usted, estoy a sus pies.
Pensando en sus bellas palabras me, ruborizo, me amohino, me tiemblan las piernas, siento que todo mi ser se estremece, no puedo seguir por este camino…me voy a perder. Si se entera Rodrigo… la que se armaría ¿No cree? Es un peligro