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A VILAVELLA: Me consta que eres muy amigo, de poner refranes y alegorias,...

Sí, home, sí. Hoxe é a Noite do Cortello. Haberá contos, año asado, e unha grande orquestra. Ese famoso conjunto musical só ten un elemento: o home-orquestra.
O teu "conjunto", Manuel, ten máis elementos, pero é máis disonante tamén. Deberías afinar tantiño máis para millorar esa polifonía.

Me consta que eres muy amigo, de poner refranes y alegorias, por eso te dedico algo me llegó al fondo del alma y es una gran verdad.

EL PLATON DE MADERA

Un señor de edad fue a vivir con su hijo, su nuera y un niñito de cuatro años de edad.
Las manos del viejo ya estaban temblorosas, su vista empañada de cansancio y sus pasos vacilantes.
La familia comía reunida en la mesa. Pero, las manos temblorosas y la vista falla del abuelo lo traicionaban a la hora de comer. Los granos rodaban de su plato y caían al suelo. Cuando tomaba el vaso, la leche era derramada en el mantel de la mesa. El hijo y la nuera se irritaban sin control, por el “desastre”.
Debemos hacer algo respecto a papá ", dijo el hijo. “Ya es demasiada leche derramada, ruido de gente comiendo con la boca abierta y comida tirada por el suelo”.
Entonces, ellos decidieron colocar una pequeña mesa en un rincón de la cocina. Allí, el abuelo comía solito, mientras el resto de la familia tomaba sus alimentos en la mesa, con satisfacción.
Desde que el viejo quebrara uno o dos platos, su comida ahora era servida en un platón de madera.
Cuando la familia miraba hacia el abuelo sentado allí solito, a veces él tenía lágrimas en sus ojos. Aún así, las únicas palabras que le decían eran reprimendas ásperas cuando él dejaba un cubierto o comida caer al suelo.
El pequeño de 4 años de edad veía todo en silencio. Una noche, antes de cenar, el papá percibió que el pequeño estaba en el suelo, manejando pedazos de madera.
Él preguntó delicadamente al pequeño: “ Que estás haciendo? "
El niño respondió dulcemente: “ Ah, estoy haciendo un plató para tí y otro para mamá para que comais, cuando yo sea grande."

El menor de cuatro años de edad sonrió y siguió con su tarea. Aquellas palabras tuvieron un impacto tan grande en los papás que ellos enmudecieron. Entonces lágrimas comenzaron a escurrir de sus ojos.

Aún cuando nadie habló nada, ambos sabían lo que debían hacer. Aquella noche el papá tomó al abuelo de las manos y gentilmente le condujo a la mesa de la familia.

De ahí en adelante y hasta el final de sus días él comió todas las comidas con la familia.
Y por alguna razón, el marido y su esposa no Se molestaban mas cuando un cubierto caía, o leche era derramada sobre el mantel de la mesa.

De una forma positiva, aprendí que no importa lo que pase, o que tan ruin parezca el día de hoy, la vida continúa, y mañana será mejor. Aprendí que, no importa el tipo de relación que tengas con tus padres, sentirás la falta de ellos cuando partan.

Aprendí que la vida a veces nos da una segunda oportunidad. Aprendí que vivir, no es solo recibir, es también dar.

Saludos Sr. inda cho sei
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
Así me gusta, Manuel. Unha parábola como Dios manda. Que conste que se coincidira contigo en calquer lugar, por min, se fixera falla, comerías do meu mesmo plato, fose este de ouro ou de madeira. Meu pai, entre outros oficios, tiña o de carpinteiro.
E que bó está o polbo neses platiños de madeira!